Día Internacional de las Personas con Discapacidad
El 3 de diciembre se conmemora en Día Internacional de las personas con discapacidad, un día en el que se recuerda que más de doscientas cincuenta mil personas con discapacidad en Castilla y León; más de cuatro millones de personas con discapacidad en España y más de noventa millones de personas con discapacidad en la Unión Europea seguimos sin poder desplegar todos nuestros derechos, seguimos sin vivir bajo el principio de igualdad de oportunidades y seguimos sin poder considerarnos ciudadanos de pleno derecho.
La falta de accesibilidad en bienes, productos y servicios; una escasa oferta de trabajo en el mercado laboral; dificultades y falta de apoyos para cursar estudios superiores o cualificaciones técnicas; insuficientes apoyos económicos del sistema de dependencia para acceder a apoyos personalizados que nos permitan desarrollar nuestro propio proyecto de vida de una forma autónoma son algunos de los aspectos que aún deben mejorar notablemente para que podamos formar una parte activa de esta sociedad y podamos contribuir con nuestro talento al desarrollo y progreso social y económico.
Pero quizás hay aún dos cuestiones latentes en nuestra sociedad que nos lastran tanto o más que las anteriores cuestiones mencionadas en el anterior párrafo. Una es la visión que aún tiene una buena parte de la sociedad sobre las personas con discapacidad, incluida, también, una buena parte de las administraciones públicas. Una visión paternalista y, en demasiadas ocasiones, condescendiente que no entiende que queramos formar parte de las decisiones que van a influir en el devenir de nuestras vidas o que aún se extraña cuando hablamos de cuestiones como el sexo o la intención de formar una familia o cuando hablamos de nuestro interés por viajar o por el mundo de la cultura. Una sociedad que entiende que tiene el deber de ocuparse de nosotros, pero que le cuesta creer que podamos llegar a ser como los demás, como las personas que no tienen ningún tipo de discapacidad reconocida.
La otra cuestión es la sobreprotección que muchos familiares siguen ejerciendo sobre las personas con discapacidad, una sobreprotección que anula, en muchos casos, la capacidad de toma de decisiones por parte de la persona con discapacidad dificultando que vaya creciendo y ambicionando poder alcanzar la mayoría de edad emocional y entienda que la vida no es más que una concatenación de toma de decisiones en las que la mayoría de las veces uno se equivoca. Querer evitar que una persona cometa un error no dejándola que tome decisiones es condenarla a vivir en una minoría de edad anímica. Sensitiva y emocional.
Al día de hoy las personas con discapacidad nos tenemos que revelar contra aquellas personas, que incluso con buena intención, se creen que saben mejor que nosotros mismos lo que es mejor para nosotros, a riesgo de equivocarnos.
Entender que una sociedad avanzada no puede permitirse no aprovechar el talento de un diez por ciento de la población que clama por vivir bajo el principio de igualdad y que aspira a poder contribuir y dejar de ser consideraba una clase pasiva sería un gran paso para avanzar en la buena dirección y otro paso importante sería que organismos como el IMSERSO, de quien depende el mal llamado sistema de dependencia y bien denominado sistema de promoción de la autonomía personal liderara cuestiones como un desarrollo normativo referido a las personas con discapacidad en todas las comunidades autónomas que no generará desequilibrios ni desigualdades y un ministerio de igualdad apoyara con valentía inversiones y políticas que permitan a las personas con discapacidad poder vivir nuestra propia vida.
Fran Sardón es Presidente Impulsa Igualdad