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TRADICIONALMENTE el concepto de huelga general se ha vinculado al sindicalismo de izquierdas y al socialismo pero ¿hará huelga general el socialista Luis Tudanca el próximo viernes? Y lo que es más difícil de responder dada su jornada laboral. ¿Cómo sabremos si ha hecho huelga o no? Tendrá que aclararlo aunque todo hace pensar que, en este caso, la defensa de la libertad e igualdad de los trabajadores no correrá a cargo de los autodenominados progresistas de izquierdas, sino más bien de esos exaltados, radicales y extremistas consejeros a los que, precisamente Tudanca, pide, entre peonada y peonada, insistentemente su cese. Paradojas de la vida.

El caso es que vuelven a la primera línea de la actualidad términos y conceptos que nos retrotraen a los primeros años de la democracia: libertad, huelga general, igualdad, cargas policiales, sentadas, manifestaciones… Pero a diferencia de entonces, en esta ocasión no deberían vincularse a un enfrentamiento entre izquierda y derecha, entre rojos y fachas, entre trabajadores y patrones, sino como un intento, aunque sea a la desesperada, de defender el imperio de la Ley, el Estado de Derecho y la democracia que tanto ha costado construir en este país.

Es fundamental que todos los intentos de parar los excesos del nuevo Gobierno  en sus ansias de poder no se interpreten como una cuestión de Vox o de fachas exaltados, sino como la defensa, por parte de la sociedad civil, de la legalidad constitucional y la integridad territorial del Estado. No se trata de rojos o fachas. Son los jueces, los fiscales, los colegios profesionales, las asociaciones, los funcionarios, los sindicatos policiales, las Universidades y muchos ciudadanos quienes, independientemente de su ideología, levantan su voz frente a cualquier ataque a pilares tan básicos de nuestro Estado de Derecho como la separación de poderes.

Por desgracia es probable que con el paso del tiempo vayamos pasando poco a poco de la indignación a la resignación y que la inercia de la actualidad, la eficaz comunicación del Gobierno, las supuestas medidas sociales y el día a día puedan ir apagando la respuesta social, pero siempre nos quedarán tres esperanzas: las elecciones catalanas y el pique entre Junts y ERC; las elecciones vascas y el pique entre PNV y Bildu y, por supuesto, el acto de nombramiento de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno en el que prometió guardar y hacer guardar la Constitución por su conciencia y honor. ¡¡¡POR SU CONCIENCIA Y HONOR !!! Madre mía.