Gamonales para Sánchez
EN GAMONAL somos el ejemplo viviente de que cuando los vecinos se ponen burros los políticos acaban por replegar velas y tragarse sin pan la dosis de soberanía popular. Gamonal no quiso parking y dos veces salió a la calle para impedirlo por las bravas. Así nos va ahora, que no hay quien aparque y nos hemos echado el sambenito de revoltosos. Los políticos, primero los de un partido mayoritario y luego los del otro, aplicaron otra medicina y con la engañifa de las peatonalizaciones, la movilidad sostenible y otras zarandajas han ido eliminando -piano, piano- plazas y más plazas de aparcamiento. Como resultado, cada vez más vecinos del barrio sienten necesidad de encontrar una plaza de aparcamiento y, más pronto o más tarde, se acabará abriendo la zanja. Al tiempo. Pero nunca se utilizaron gases lacrimógenos por parte de las fuerzas policiales en los graves disturbios de Gamonal en 2014 -contra un bulevar y aparcamiento en la calle Vitoria- y antes en 2005 por el rechazo de los residentes de la calle Eladio Perlado también contra un parking subterráneo. Hubo cargas policiales a mansalva, pelotazos y detenciones y por el otro lado lanzamiento de piedras, botellas, destrozos, vandalismo y mucho ensayo de guerrilla callejera por los radicales de extrema izquierda de media España. Pese a la violencia, los vecinos mezclados con los revoltosos y los violentos antisistema no tuvieron que sufrir la represión policial con gases lacrimógenos en los disturbios más famosos del barrio más conocido por sus revueltas populares. ¿Qué ha pasado entonces para que en Madrid en una concentración de protesta se les haya ido la mano y lanzado gases contra los manifestantes?. En Gamonal se reventó entera una sucursal bancaria y se destrozaron los escaparates de otras tres y no hubo gases. ¿Por qué se usaron en Madrid delante de la sede del partido del presidente del Gobierno? La situación se le está descontrolando a Pedro Sánchez y al grupo de socialistas -no existe unanimidad en su partido- que le apoyan con la amnistía. A Sánchez se le está cocinando una revuelta imprevisible. Dispersa, constante y numerosa. Ya lo dijo el lunes un abuelo en Madrid con una mascarilla de oxígeno tratando de recuperarse de los gases lacrimógenos: «España se ha despertado». El martes salieron las porras a pasear y acudieron los violentos, que imbéciles hay de todos los colores., A Sánchez y al PSOE se les va a llenar España de Gamonales, de expresiones populares de soberanía popular, como las denominó la izquierda cuando Gamonal fue el azote del PP. Nada nuevo en el país de Fuenteovejuna que se encamina a su enésimo fracaso.