Un chiringuito para Luis Fuentes
ESTO DE LA normalización, además de ser uno de los deportes políticos de moda, mola un huevo. Es la disponibilidad que tiene la indecencia de la política de arrodillar las leyes y las normas a los caprichos y necesidades del destino, las investiduras y otras juergas. Los socialistas van a amnistiar a Puigdemont, además de a una tropa de malversadores, violentos y terroristas para que Pedro Sánchez no tenga que desprenderse del colchón que estrenó en Moncloa, que le da la vuelta cada seis meses. Lo hace con bastante menos frecuencia que sus convicciones. A decir del PSOE, la normalización va a ser la amnistía de políticos y los indultos de violadores de mujeres y niñas. Lo esperpéntico ahora es el Estado de Derecho. Las leyes están para trufarlas al antojo de una investidura, como hizo Montoro con los defraudadores fiscales. Es el imperio de la desvergüenza. Quien haya votado a Sánchez votó amnistía. Cuando lo hizo no lo sabía, pero no lo duda. Con la amnistía se indulta la derrota en las urnas, como el PPCyL ha indultado, en otro orden moral y no ilegal, a un puñado de inútiles e incompetentes que militaron en el bando de Ciudadanos y arribaron a la política allá por 2015 para llenarse los bolsillos de billetes a cambio de vaguear sin duelo. El último indultado de aquella debacle del adelanto electoral es Luis Fuentes, premio nacional de narrativa y erudición, además de integrante de la Academia Sueca de Física Cuántica. Le han creado un cargo a su medida en la Junta, delegado del Corredor Atlántico y Otros Menesteres. Tan a su media, que no sirve para nada. Hemos vivido cuarenta años de autonomía sin el cargo ese, y otros cuarenta seguro que aguantábamos. Unos chiringuitos para los que llegaron al grito de «vamos acabar con los chiringuitos». Es la fórmula con la que el PP ha decidido ajusticiarlos, con nuestros impuestos. Asume la consejera del ramo de Movilidad. El bochorno que estará pasando esta mujer. Luis Fuentes, impasible el ademán.