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EDITORIAL

La dependencia, el faro de la política eficaz y realista en Castilla y León

Persona dependiente atendida por el cuidador. ICAL

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CASTILLA Y LEÓN está en vanguardia en servicios sociales. Es el ejemplo y modelo de la política práctica y destinada a mejorar la vida de la gente. El reverso de la política de la retórica ideológica que sólo conduce a la desesperación. El departamento que dirige Isabel Blanco vuelve a demostrar que la atención de las personas, de las más vulnerables, tiene que ser el motor de la acción política en Castilla y León. La política debe ser cada vez más, y así lo demandan los ciudadanos y contribuyentes, gestión y menos sermones. 

Castilla y León registra el menor porcentaje de lista de espera por las ayudas de la dependencia, un simbólico 0,14% frente a más de un 12% de media nacional, y nada que ver, por ejemplo, con el 26% que bochornosamente exhibe Cataluña, cuyos dirigentes dejan claro que no está para mucho autogobierno, más allá de la algarada, la bronca y los delitos dignos de ser solapados con una amnistía indecente. La aspiración del autogobierno y las competencias se demuestran con la realidad. Y en este delicado asunto, la realidad aleja mucho a los secesionistas de sus aspiraciones, por el bien de los propios ciudadanos de Cataluña.

Gobernar es gestionar. Gobernar es hacer ágil la dependencia, un derecho moderno y actual, que fundamentalmente alcanza a territorios envejecidos, dispersos y despoblados como es Castilla y León. Y cuya gestión, precisamente por esas cualidades mencionadas, se hace mucho más compleja, como la educación o la sanidad. En esto Castilla y León es modélica y debería servir para orgullo de toda la clase política. Aunque habrá quien todavía intente coger el rábano por  las hojas.

Pero también es cierto que esa virtud y eficacia del departamento de Familia e Igualdad de Oportunidades debería exportarse a otras carteras del gobierno autonómico. Como es el caso de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio que siempre encuentra excusa para la lentitud que arrastra en las ayudas a la vivienda. No cuela lo de echarle la culpa a Sánchez. La gestión es suya y tiene que ser ágil para que sea eficaz, cuando se trata de ayudas sociales. Y la vivienda en una necesidad social de primer orden.

La misma agilidad que debe demostrar el departamento de Agricultura ahora para hacer llegar a los ganaderos las ayudas a los afectados por las lacras sanitarias. Somos una potencia ganadera en España y eso requiere atención y dedicación extrema por parte de los responsables políticos. La gestión de la dependencia es el faro que marca el camino de la política eficaz y realista.