La inmigración requiere prudencia y cautela, pero también transparencia
HAY ASUNTOS suficientemente sensibles, sobre todo cuando se trata de personas en una situación de vulnerabilidad extrema, como es el caso de inmigrantes que huyen de sus países por miedo a la muerte, la represión, la pobreza o el fundamentalismo religioso como para que sean tratados con la suficiente prudencia y cautela que exige una política madura y responsable. Pero esos asuntos también deben ser abordados con la necesaria transparencia y coordinación que requiere el movimiento masivo de personas, muchas sin documentación, a territorios cuyos organismo autonómicos y locales son los encargados de prestar los servicios públicos que pueden requerir esos inmigrantes, como los que con nocturnidad, ocultación y sigilo ha traído el gobierno central sin ni siquiera dar aviso a la Junta de Castilla y León y el consistorio de Medina del Campo.
La actuación del vicepresidente, Juan García Gallardo, ha incomodado especialmente a su socio, el PP, que se ha apresurado a desautorizarle, alegando que en esta materia quien marca la política y la estrategia es el presidente Mañueco y, por mandato suyo, la consejera de Familia. Un nuevo roce y tensión en el seno del ejecutivo autonómico. Especialmente por las formas y porque se ha cambiado el foco político hacia la Junta, cuando el peso de la inmadurez política lo había protagonizado la Delegación del Gobierno al ocultar deliberadamente la llegada de cuatrocientos inmigrantes a provincias de Castilla y León, pese a que la Junta siempre ha mostrado un enorme compromiso de colaboración, como ya ocurrió con el caso de la guerra de Ucrania o el acogimiento de menores.
La oposición, con dirigentes del PSOEa la cabeza, se ha limitado a agarrarse al comodín de VOX y la demagogia para atacar al PP, que es la parte fuerte del gobierno. Esto no da para más. Es una estrategia recurrente y limitada al Twitter y poco más. Eso sí, en su acción crítica y partidista, se han olvidado de señalar la imprudencia del gobierno central al no coordinarse con la Junta y los ayuntamientos. Porque la complejidad de la inmigración no es sólo llenar autobuses de gente y reabrir balnearios para realojar y dispersar el problema. La inmigración requiere seriedad, planificación y estrategia. Y también control. No consiste en abandonar a los inmigrantes a su suerte. Porque además la opacidad lo único que ha hecho es contribuir a la alteración y preocupación de los ciudadanos de Medina del Campo. Pero ninguno de los que predica, critica o pregona se ha arrimado a conocer la realidad sobre el terreno. Política a distancia. Política teórica y simplista.