Diario de Castilla y León

FAUSTINO TEMPRANO

¡Atende, Alberto! que estás nas berzas….

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El candidato del PP a presidente del gobierno de España o no se entera, y ya es grave, o no se quiere enterar, que es mucho peor. Y no es de extrañar ante la dicotomía en la que se encuentra, tan pronto actúa como candidato a presidente del gobierno como se pone el traje de jefe de la oposición a un hipotético candidato. Tal vez se pregunte ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a qué aspiro en el futuro? Las dos primeras preguntas tienen fácil respuesta, la tercera es la que presenta dudas.

Tampoco los supuestos apoyos se lo ponen fácil. Por un lado, Aznar, que hablaba catalán en la intimidad y negoció todo lo negociable con Pujol, no quiere ni oír hablar de nacionalismos. Por otro lado, Rajoy, que entre reformas y recortes tenía tiempo para alabar a la «mayoría silenciosa que no se manifiesta» ahora se le pone mitinero. Y así, como no hay manera de centrarse en nada, adapta el «Libertad, Igualdad, Fraternidad» de la Revolución Francesa por el de «Libertad, Igualdad, Dignidad» y listo, a por otra cosa.

Y esto ya necesita algunos matices, porque apelar a la libertad, igualdad y dignidad desde un partido político que se ha echado en brazos de la extrema derecha para gobernar allí donde no han sido la lista más votada, o asumir su ideario y llevarlo a la práctica en solitario, no tiene, como se diría en esos términos taurinos que tanto les gusta, ni medio pase.

Creo, seriamente, que se están banalizando conceptos fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro sistema democrático, y que se está haciendo con pleno conocimiento y desde el convencimiento de que es lo mejor para sus intereses cortoplacistas. Y no todo vale, en democracia no.

Cada vez que se erigen en defensores de la Igualdad de todos los españoles quiero recordarles que lo único que iguala al conjunto de la sociedad española son la educación y sanidad públicas, un sistema de pensiones público, los servicios sociales, un sistema fiscal justo y progresivo; en definitiva, el Estado del Bienestar con el que se consigue una sociedad más justa y, por lo tanto, más igualitaria. Pero esa igualdad real y efectiva por la que trabajamos desde posiciones progresistas es en la que no creen, y lo demuestran con las privatizaciones de los servicios públicos que en nada benefician a las personas con mayores necesidades vitales.

Igual que lo demuestran cada vez que se autoproclaman defensores de la Libertad y derogan o presentan recursos de inconstitucionalidad ante todas las leyes que amparan y reconocen derechos, como la ley de eutanasia, del aborto o la ley de matrimonio igualitario, la ley contra la Violencia Machista, ley de Memoria Democrática porque no quieren una sociedad libre que pueda ejercer sus derechos sino una que obedezca, sin rechistar, su orden establecido.

Y llegamos a la Dignidad. Sin entrar en interpretaciones filosóficas, considero que la dignidad de un gobierno se mide por el trabajo que realiza para mejorar la vida de todas las personas y desde todos los ámbitos, frente a los que votan en contra de cualquier avance o mejora. Quiero recordar la Reforma Laboral, que ha demostrado su eficacia para frenar la temporalidad del mercado laboral español; la revaloración de las pensiones y su vinculación, nuevamente, al IPC; el incremento del Salario Mínimo Interprofesional hasta los 1.080 euros. Esto es dignidad, la dignidad que se merecen todas las españolas y españoles, esto es lo que engrandece a un país, su capacidad para mejorar las condiciones sociales y laborales de sus ciudadanos. Y a esto es a lo que, sistemáticamente, se ha opuesto el PP con su voto en contra en el Congreso.

Es la dignidad, igualdad y libertad que nos merecemos los castellanos y leoneses, gobernados desde hace más de un año por la intransigencia y el negacionismo de Vox y el dontancredismo del PP. ¿Serán de principios adaptables o, en el fondo, comparten los mismos?

Faustino Temprano es secretario general de UGT Castilla y León

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