Diario de Castilla y León

Félix Villalba

La forma y el fondo en las acciones de los gobiernos

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LA FORMA es fondo. Es un afirmación que forma parte de una frase más larga de un político mexicano, que apostaba por defender  de manera inflexible las ideas pero con respeto a las formas, que consideraba muy importantes en la política, tanto que se convierten en fondo. Algo parecido se podría aplicar a las actuaciones de las administraciones, con mayor certeza si cabe, dado que los errores formales pueden suponer la paralización o muerte de proyectos en los que no se han cumplido todos los requisitos que podrían considerarse más formales que de fondo.

No son infrecuentes las decisiones judiciales que anulan actuaciones sin llegar a valorar el fondo de la cuestión, al que no llegan porque antes se han detenido en un trámite realizado de forma inadecuada. Así que el juez decide que el proceso queda invalidado sin entrar a juzgar si el propósito final es adecuado o no. Un caso reciente en Soria sirve, en parte, de ejemplo. En Narros, un juzgado, en primera instancia, ha paralizado un proyecto de una granja de cerdos porque los terrenos en los que se iba a instalar eran municipales y se hizo una permuta que no cumplió con todo lo que marca la ley. La granja no se cuestiona a pesar de que, en realidad, es el motivo del inicio de acciones legales por parte de un grupo de personas del pueblo, en su mayoría de segunda residencia. Se ha buscado un error administrativo para conseguir que no se instale una explotación ganadera.

El fallo ha debido ser bastante  gordo, por la contundencia de la sentencia, aunque cabe recurso. Quizá la intención del Ayuntamiento era buena y la granja, aunque moleste a algunos, pudiera ser positiva para una economía rural, pero eso ya da igual dada la metedura de pata. Hay más ejemplos, otro en la capital soriana, donde hay construida un quinta planta en un edificio sin licencia. Se habría podido construir sin problemas si el promotor hubiera esperado a que el Ayuntamiento concluyera los trámites para autorizar una modificación puntal del Plan General de Ordenación Urbana, que tuvo que retirar de un pleno cuando la oposición mostró las imágenes de la planta ya levantada. El error formal está en tramitar algo a posteriori, cuestión que está muy reñida con la  mínima ortodoxia urbanística. Tras ordenar su demolición, el alcalde la ha paralizado porque unos días antes la promotora dice que no habrá viviendas pero que va a instalar paneles solares. Suena a poco fondo, a formas raras. A saber qué ocurre, pero como alguien lo lleve a un juzgado, esa planta, sea para energía o para vivienda, se sostiene mal. Lo malo es que hay personas que han comprado viviendas en ese edificio y empiezan a vivir el asunto con comprensible angustia. La planta pudo haberse hecho bien, pero se hizo de malas formas y hay cientos de sentencias de derribo que incluso necesitaron menos mimbres.

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