Diario de Castilla y León

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Volando vengo. Y por el camino a Barajas nos entretenemos. La lamentable situación aeroportuaria en Castilla y León provoca que tengamos que desplazarnos a Madrid para poder coger cualquier vuelo a casi cualquier lugar de España o del mundo. En otros países cercanos se tiende a racionalizar la localización de los aeropuertos en función de los potenciales tráficos aéreos para optimizar el servicio extendiéndolo al mayor número posible de ciudadanos y localidades. Es decir una política aeroportuaria (que recordemos que es competencia de la Administración central) basada en criterios objetivos de eficiencia y no en arbitrariedades políticas.

Véase el ejemplo de Bolonia en Italia cuyo aeropuerto es un hervidero de compañías y que, sólo con España, cuenta con más de diez rutas aéreas para una localidad que no llega a los 390.000 habitantes y que da servicio a toda la zona de Emilia-Romaña. Aquí, por el contrario, nos permitimos el lujo de tener cuatro aeropuertos casi vacíos en contra de toda lógica racional, económica, social o de mantenimiento. Tan sólo el criterio de la falta de valentía política para tomar decisiones desagradables mantiene este despropósito que afecta a miles de castellanos y leoneses que, para poder volar, se ven obligados a desplazarse al aeropuerto de Madrid. Y no hablamos sólo de viajes de ocio o vacaciones sino de miles de profesionales de distintos sectores que tienen que viajar por motivos de negocio o trabajo.

Esta diversidad de aeropuertos en nuestra región conlleva a una escasez de vuelos lamentable. Resulta llamativo que el aeropuerto de Reus registre más viajeros que el de Valladolid, que es el que más viajeros registra de la Comunidad. ¿No sería más lógico contar con un sólo aeropuerto con muchas más conexiones nacionales e internacionales?. Cuando la lógica choca con la política el disparate está asegurado. A ver quién es el guapo que se atreve a suprimir alguno de los aeropuertos en Salamanca, Valladolid, Burgos o León. Para qué queremos más. Ese gato es muy fiero como para ponerle ningún cascabel. Cualquiera les dice a los procuradores, diputados provinciales, alcaldes, concejales, diputados, senadores…de esas ciudades que hay que cerrar su aeropuerto. Pero ¿y los ciudadanos? Quizá los castellanos y leoneses sin cargo prefieran poder ir a un aeropuerto de cualquiera de esas ciudades con tal de tener más conexiones y no tener que recorrerse la A-6 cada vez que quieren volar. En esto, como en tantas otras cosas, los políticos van por un lado y los ciudadanos por otro, aunque todos acabemos en la T4.

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