La ministra no quiere soterrar

¿QUÉ TIENE Adif, o sea Renfe, contra Palencia y Valladolid?  Ya, ya sé que desde 2005 Adif&Renfe son dos conceptos distintos –uno el de la propiedad de la red y otro el de la gestión– que comparten el mismo galimatías para confundir al usuario, y para que ciertos políticos hagan mejor sus componendas. Pero lo cierto es que tanto Adif como Renfe son dos caras de la misma moneda que dependen del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana, que regenta una de las ministras más altaneras e inoperantes del Gobierno Sánchez, llamada, por supuesto,  Raquel Sánchez.

¿Qué le ocurre a la ministra, y jefa de Adif & Renfe, con Palencia y con Valladolid? Pues que tiene un problema muy grave con dos alcaldes distintos –Miriam Andrés y Jesús Julio Carnero–, que se llama soterramiento. Los dos han sido elegidos para solucionar un asunto decimonónico que divide a sus ciudades por la mitad y que enfrenta a sus ciudadanos de manera arbitraria y caciquil. Y claro, su sensibilidad democrática y municipal –la más cercana al ciudadano– no puede tolerar, ni un año más, que la vía del tren cree dos mundos distintos de integración ciudadana.

Y este es el litigio. A la señora ministra no le gusta que las vías del tren, que dividen Palencia y Valladolid, vayan soterradas como ocurre en otros sitios de la España asimétrica. En su lugar propone ratoneras, túneles para peatones, pasarelas para ovejas, puentecitos de escape, troneras de luz mortecina, y pasillitos para ir en fila india. O sea, la antítesis de la ciudad moderna, sin barreras, vertebradora, de balcones abiertos, de amplias plazas y alamedas, y libertad al aire libre, a la que aspiran estos dos alcaldes democráticos de Castilla y León. Justicia o que la pille un tren, señora ministra.