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Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol. -E.M.

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Ha tenido que saltar un escándalo mundial en el fútbol para que Tudanca se entere de que el inquilino de la Presidencia de la Federación Española de Fútbol, sobreprotegido hasta ahora por el actual gobierno, que le ha pasado todo tipo de escándalos, es un macarra de tomo y lomo. No hay mal que por bien no venga, que diría el poeta. Descansado y con todo el fuelle que proporcionan unas largas vacaciones como las que gozan sus señorías de las Cortes de De la Hoz y Pollán (en tiempos conocidas por el sobrenombre de Cortes de Castilla y León) ha amanecido Tudanca dispuesto a emprender una cruzada contra no se sabe qué a cuento de Rubiales. Algo así como una propuesta normativa o lo que sea para erradicar el acoso sexual en el deporte de Castilla y León. Cuando lo que había que haber erradicado hace tiempo era a Rubiales, un macarra de Motril. Algo de lo que no ha sido capaz el incapaz ministro Iceta, que andaba de viaje y de viaje siguió. Ha tenido que venir la FIFA, otro organismo ejemplarizante, para poner colorado al Gobierno y mandar a la nevera a Rubiales. Pero esta es la solución, vía ocurrencia de urgencia, a cuento de la testosterona de Rubiales: la idea es poner bajo sospecha a todo cristo inmerso en el deporte de Castilla y León elevando al legislativo una fórmula normativa que los ponga en el ojo del huracán. Si algo tiene este país son normas de todo tipo. Otra cosa es su inutilidad o disfuncionalidad, como ocurre en la lacra de la violencia de género. Y tampoco es pertinente federalizarlas para colocar a quien no se lo merecen en el foco del escándalo. Malo es legislar en caliente. Pero peor es hacerlo en los calentones de Rubiales. Un tipo que hizo lo que hizo, avergonzando a todo un país, porque se le dejó estar ahí, al frente del organismo federativo del fútbol, con la complacencia de unos y el calorcito del Gobierno, con el que se ha dado más de un pico. Tiene resuelto el primer pleno el PP, que sabe que Tudanca no es el problema.