Diario de Castilla y León
Santos Cerdán.- ICAL

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La política en Castilla y León, una vez resuelta la certeza de que la UPL no iba con el PP en León ni apañar billetes de cien euros a la Diputación, pudiendo hacerlo con un PSOE entregado a lo que pidiera Luis Mariano Santos, y dos huevos duros, se ha instalado en una calma tensa a la espera de que Feijóo no gobierne y Sánchez vuelva a cambiar el colchón de su alcoba de La Moncloa. Ahora para dormir a pierna suelta, ya sin Pablo Iglesias de inquilino en el Gobierno. A Sánchez, su nueva socia, Yolanda Díaz, le proporciona la somnolencia deseada por cualquier gobernante. Tiene Feijóo un mes de sufrimiento y desgaste para darse cuenta de lo duro que es remar para ahogarse en la orilla de la mayoría innecesaria. A la espera de qué le pide VOX para entregar los votos que le prometió en la visita Real para entregar a Feijóo a la hoguera de la investidura fallida. Aunque un mes es una eternidad en la política del vértigo y las investiduras las carga el diablo. Porque VOX algo pedirá para elevar el perfil, no sea que el prófugo se trastorne y ocasione una repetición electoral, que ahora mismo no quiere nadie. Segunda partes nunca fueron buenas. Aunque en el caso de las electorales no se sabe todavía para quién. Sólo quieren repetición los que se han quedado por el camino. Los que han pillado escaño, cruzan los dedos para que haya gobierno, Puigdemont mediante. Calma tensa en todas las sedes y facciones. Incluidos los díscolos del oficialismo del PSOE CyL que ya saben cómo se las gastan en Ferraz y Moncloa con los alborotadores por un colócame allá ese diputado o quítame de en medio ese senador. Ni Santos Cerdán ni Sánchez olvidan, por muchos mensajes que les mandaran sin respuesta la fatídica noche electoral en la que contra todo pronóstico ganaron los suyos a costa del amargo éxito de Feijóo, que ahora, como buen gallego, no sabe si sube o si baja en las negociaciones con otros partidos. Yya se sabe que lo que no sube, baja.

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