El irremediable pacto de la UPL
Para los sorprendidos y admirados, que la UPL de Luis Mariano Santos iba a pactar irremediablemente con el PSOE el gobierno de la Diputación de León lo sabía hasta el que asó la manteca a fuego lento para que no se le quemara. Cierto es que el PP se lo puso fácil, con una dirección provincial sin más rumbo que el de la Carrera de San Jerónimo y un partido huérfano de olfato. Eso además de los cismas, donde los críticos vapulearon a un aparato que, además de no saber por dónde le da el aire, no sabe sumar ni restar concejales. ¿Hay alguien al aparato? Se viene renovación. Quiñones, calienta, que sales. El desaguisado que tiene el PP leonés, entre un mar de hegemonía del PP de Castilla y León, es de agárrate y no te menees. La vida leonesa no sólo transita por los escaparates de Ordoño. El caso es que a Luis Mariano se lo pusieron a huevo. Y después de sacarle hasta las entrañas del gobierno provincial al PSOE, no le quedó más remedio que pactar con Javier Alfonso Cendón, espoleado por el mismísimo Pedro Sánchez, con un puestazo en la dirección del grupo en el Congreso, para rabia de los contrarios algunos y envidia de los afines. Todo se confabuló a la perfección para que Luis Mariano escapara del pacto con el PP. Y él, el más hábil en la cancha de la política leonesa, fue driblando obstáculos hasta llegar a destino: una reedición del pacto fallido con el PSOE. Luis Mariano no podía permitirse el lujo ni de dar el gobierno al PP ni de asociarse con Mañueco en el Palacio de los Guzmanes. Porque eso suponía arruinar la estrategia en las Cortes de Castilla y León, que es donde el leonesismo rugió su resurrección. Simplicidad (Marco Aurelio). Y de rebote otro berciano al frente de la Diputación, el siempre dócil Gerardo Álvarez Courel, que tuvo que dejar paso a Olegario Ramón en el Consejo Comarcal del Bierzo tras su fiasco en Ponferrada para mantener el equilibrio orgánico. El sacrificado es Eduardo Morán. Ferraz proveerá.