Las prisas del sectario y follonero ministro en funciones Escrivá

AL GOBIERNO en funciones de Pedro Sánchez le han entrado las prisas repentinas por la construcción del centro de acogida de refugiados de Valladolid, que han anunciado siete veces, pero todavía no han tenido tiempo de comenzarlo pese a que el gobierno de la ciudad era de su mismo color político hasta hace un puñado de días. Es, cuando menos sospechoso, que la secretaria de Estado de Migraciones, Isabel Castro, al servicio del sectario ministro José Luis Escrivá, se haya apresurado a enviar una carta al consistorio vallisoletano, con el gobierno recién llegado, cuando el ejecutivo central está en funciones, incluida ella misma. Es más ella no garantiza, a la vista de la incapacidad demostrada en el mandato, que no sufra una migración política y acabe fuera del nuevo gobierno, que todavía está por decidir. Las sospechas sobre esas prisas quedan disuadidas conociendo el instinto sectario y follonero del ministro Escrivá. Es evidente que lo único que buscan es montar controversia y polémica gratuita a costa de un asunto tan serio y sensible como son los centros de acogida. Porque esas prisas no le han entrado al gobierno para el que está programado en Soria. En Valladolid hay una oposición vecinal constatada. Tal vez la dirigente ministerial debería interesarse por el parecer de los vecinos, que ya se han pronunciado en contra de la instalación. Pero si lo que se busca es rebozarse en el lodazal político es mejor enviar una carta al nuevo gobierno de Valladolid, formado por PP y VOX, filtrar mentiras y manipulaciones y confiar en que se organice un escándalo. Eso después de no haber hecho nada por iniciar la construcción del centro de refugiados durante los años que llevan parasitando el gobierno algunos y algunas. 

Es también curioso que nadie se interese por mandar una carta sobre el endémico proyecto de la ciudad de la Justicia, que vive en el limbo desde hace ocho años y que ahora el departamento ministerial pronostica su ejecución definitiva para dentro de 13 años. Aquí no hay prisas, porque no hay por dónde meter la cuchara al gobierno elegido por los ciudadanos de Valladolid. Curioso que la ministra de Transportes tampoco mande carta alguna para acelerar los tramos de la Autovía del Duero en Valladolid, que a este paso, tardarán más que las pirámides de Egipto. Por no hablar del desdén de dejar caducar el impacto ambiental de la León-Valladolid para tener una excusa para no hacer nada. Es tan grosero el asunto que si la tal Isabel Castro, una mera palanganera del ministro, tuviera la más mínima vergüenza presentaría su dimisión en funciones hasta que la cesen por incompetente. Pero el ministro Escrivá Belmonte es un experto en estercoleros  políticos.