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Ricardo Gª Ureta

Crónicas de nuestro pasado

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HACE MUCHOS años regimientos de hombres con corbata y maletín se ganaban la vida llamando puerta por puerta a la casa de los paisanos de cualquier pueblo o ciudad para ofrecerles, por un módico precio que nunca fue barato, el acceso a todos los conocimientos del mundo. Los vendedores de enciclopedias se convirtieron luego en los del Círculo de Lectores antes de desaparecer en el mundo digital que arrasa con los quehaceres clásicos. Pero hablando de oficios tradicionales y del saber enciclopédico, hay que mencionar la labor extendida durante décadas por un documentalista de Huesca que ha retratado en sus producciones a lo largo y ancho de Castilla y León aquellas tareas que los abuelos de nuestros abuelos llevaban a cabo en el campo o en el monte, de la misma manera que sigue grabando las recetas de nuestras abuelas en sus episodios de los fogones tradicionales. Gracias a Eugenio Monesma muchos nos fuimos enterando como se construía una carreta serrana, se preparaba la pez o se levantaba un chozo para los pastores. Aquellos míticos documentales están ahora en youtube donde le acaban de distinguir por haber alcanzado el millón de seguidores. Se conoce que la cultura tradicional tiene espacio en el mundo digital y que estos reportajes tan valiosos desde el punto de vista etnográfico tienen también capacidad de entretenimiento, que es lo que ofrecen fundamentalmente todas estas redes sociales. Sería una pena que se perdiese el conocimiento que atesoran personas como este persistente documentalista de la vecina Aragón o nuestro Javier Pérez Andrés, la voz de la gastronomía de Castilla y León, por no dejar de mencionar al maestro, o el recordado Ernesto Escapa y su proverbial capacidad de análisis de la realidad de Castilla y León. Las nuevas tecnologías ofrecen multitud de posibiblidade de conservación y difusión pero hace falta, quiza, algún tipo de fondo común para toda la Comunidad y, por extensión, para toda España en el que se integren este tipo de testimonios audiovisuales y escritos que de otra manera podrían caer en el olvido. De la misma manera que las bibliotecas guardan copia de cuantos libros se escriben, quizá determinados contenidos en vídeo deberías ser igualmente custodiados y difundidos, de la misma forma que artículos en prensa podrían formar parte de ese catálogo de las actividades populares de nuestra historia. Una vez más, la tenacidad de los hombres y su capacidad para dedicar cuerpo y alma a una finalidad que va más allá de ellos mismos, supera a los reflejos de las administraciones públicas. El trabajo está hecho, hay que asegurar que no se pierda.