Pedro Herrero, cuchillo de palo
Pese a que ahora los ciclos políticos por vértigo ya no duran una década como antes, a algunos se les va a hacer eterno el mandato. Tal es el caso de Valladolid, donde al portavoz socialista, Pedro Herrero, cuchillo de palo, le quita el sueño que el alcalde nuevo, Carnero, Jesús Julio, vaya a conciliar municipio con Senado. A Pedro Herrero, cuchillo de palo, no le quita la siesta que el jefe de la oposición, Puente, Óscar, antiguo alcalde, tenga que sufrir la conciliación municipal con la Carrera de San Jerónimo, donde posan los leones marmolados. Se le va a hacer largo. Largo se le va a hacer. A la vuelta del 23-J habrá tenido que cambiar caja de cambios y puede llegar a octubre sin juego de ruedas nuevo.
Se pregunta Pedro Herrero, cuchillo de palo, por qué Carnero no anticipó en campaña que tenía apalabrado lo del Senado. Seguramente, no porque no supiera, sino porque otro Pedro, Sánchez este, iba a endosarnos un veraneo electoral. Seguramente por el mismo motivo que el jefe de Pedro Herrero, cuchillo de palo, no advirtió a los votantes que de ser desalojado de la Alcaldía, encabezaría la candidatura socialista al Congreso en Valladolid. Seguramente porque el ya no regidor tampoco sabía de los planes electo estivales de su muy mejor amigo Pedro, pero no cuchillo de palo, Pedro Sánchez.
El caso es que el ágil y ocurrente portavoz socialista, a la par que hábil en la dialéctica, se ha metido en un laberinto senatorial que le imprime insomnio y le resta certidumbre. Lo del Senado no deja de ser una trampa intrínseca, con sus arriesgadas listas abiertas. Carnero se medirá a los suyos y Javier Izquierdo a sus temores. Cuerpo a tierra que vienen los suyos. La Operación Papeleta puede saltar en cualquier municipio de la geografía pucelana. Herrero es el encargado, con dedicación exclusiva, de vaticinar al menos dos veces al día el apocalipsis en Valladolid. En casa de Herrero todo son pulgas.