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EDITORIAL

Refuerzo en una apuesta clara por mantener la calidad asistencial

Una persona permanece en la sala de espera del Hospital Universitario de Burgos.

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LA FALTA de profesionales sanitarios, principalmente médicos, es un mal que no sólo padece Castilla y León, sino que afecta al conjunto del territorio del país. Una falta que, como señalan los propios profesionales, tiene una difícil solución a corto plazo e, incluso, en el medio plazo porque un médico no se forma de hoy para mañana. Se necesitan casi diez años para que ese nuevo facultativo pueda ejercer su profesión con garantías.

De ahí que, mientras eso llega, mientras eso se produce, se haga necesario que se articulen medidas y se pongan en marcha planes que vengan a tratar de paliar esa falta de sanitarios que, sobre todo, se deja sentir en verano y, especialmente, en el mundo rural, con especial incidencia en la Atención Primaria. Medidas como la de pagar un plus a médicos y enfermeras que voluntariamente quieran realizar jornadas de tarde en esa Atención Primaria que sufre en primera persona ese déficit de facultativos. O como aquella que tiene que ver con el aumentar las plazas de formación de nuevos médicos. Esos MIR que se demuestran esenciales en la Sanidad de Castilla y León y de todo el país. Pero valorando estos planes de contingencia que, a la vista está, resultan esenciales para mantener la calidad asistencial, no pueden ser la solución definitiva. Es necesario, obligado, que se trabaje en un plan global entre las administraciones, Gobierno y Junta, Ejecutivo central y autonómicos. Aquí todos tienen que ir de la mano, las comunidades, que son las que tienen la gestión de la Sanidad, y el Estado, como garante de la misma a nivel del país. Un diálogo que tiene que extenderse a los profesionales sanitarios. No en vano son ellos los que están en primera línea y conocen mejor que nadie las bondades y deficiencias del sistema. Ellos saben cuál son sus déficits y los principales problemas, de ahí que resulten esenciales para saber qué hacer para atajarlos y cómo organizar para paliarlos. La apuesta de Castilla y León por la Sanidad se demuestra en los rankings, que la sitúan siempre en los puestos de cabeza, por no hablar de ser el único territorio que mantiene el sistema de consultorios rurales. Una apuesta que tiene que reforzarse aún más con medidas que vengan a corregir los déficits que soporta la Sanidad.

A eso se le llama gestionar. Una gestión que pasa inexorablemente por la coordinación, la organización eficaz y efectiva de los recuerdos y el diálogo con todos los que conforman el sector sanitario. Mientras eso llega, bienvenidos sean refuerzos como las jornadas de tarde, como una apuesta claro para mantener la calidad asistencial que, eso sí, no puede ser nunca la solución definitiva.