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EDITORIAL

El camino correcto para afrontar la crisis ganadera con sensatez política

Gerardo Dueñas, consejero de Agricultura y Ganadería de la Junta. ICAL

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CON LA CRISIS de la tuberculosis bovina, aparte de organizar una innecesaria algarada que ha vuelto a colocar a Castilla y León en el foco de la vergüenza nacional, la parte de VOX del gobierno de la Junta ha aprendido nuevamente que en política de poco sirve embestir si no tienes la ley de tu parte. Si no estás de acuerdo con la ley y entiendes que, en este caso, es dañina para los ganaderos, el Estado de Derecho te ofrece un camino razonable y prudente: intentar cambiarla. VOX tiene instrumentos y activos para ello. Por fin, después de meses con reveses judiciales y promesas inviables, han decidido empezar la casa por los cimientos, en vez de subirse al tejado del griterío y el populismo. 

Castilla y León tiene la mayor cabaña ganadera de España. Es un sector esencial y vital en la economía. Pero además es un sector que simboliza el prestigio de la agroalimentación. Por tanto es un sector estratégico, como pueda serlo el de la automoción, o lo fue el de la minería del carbón en otros tiempos. Y eso requiere una atención especial y una discriminación positiva. Porque Castilla y León ni se entendería ni sería lo que es sin el sector ganadero, que además asienta población, riqueza y empleo en el tan zarandeado poblacionalmente entorno rural. Hay que intentar convencer a Europa de la flexibilización de los controles, si es que así lo recomiendan las autoridades científicas. Porque en este asunto, se pongan como se pongan los rectores de la Consejería de Agricultura y Ganadería y las Organizaciones Agrarias, que tampoco han estado a la altura de la sensatez que se les presume, la política tiene que ir de la mano de la ciencia. Hablamos de sanidad. Y si la flexibilización al final sólo consigue expandir el problema, poner en riesgo el sector y deteriorar la imagen de Castilla y León, lo único que se habrá hecho es caminar por la cuerda floja del populismo, ese que simbolizaron los cafres que decidieron señalar a funcionarios por hacer su trabajo y asaltar la sede de la Junta en Salamanca, dejando heridos a once antidisturbios. La kale borroka tampoco tiene espacio en la política. Si VOX presume de ser el partido de la ley y el orden, lo menos que puede hacer es poner en práctica ese alarde ideológico.

Este es el camino. El emprendido ahora. El del raciocinio y el de la argumentación legislativa para tratar de buscar esa flexibilización si así lo asumen las autoridades científicas. Mientras, el otro camino es ayudar a los ganaderos a pasar el trance, pero no con arengas, con dinero y subvenciones, que de los sermones no viven ni los políticos, que cobran las nóminas que les pagamos todos con nuestros impuestos puntualmente. La paguita.