Feijóo zanja el ‘Casadismo’ en Castilla y León con integración en la listas
EL ‘CASADISMO’ como tal quedó abolido con la defenestración de Pablo Casado a manos de Isabel Díaz Ayuso que permitió emerger en el PP el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. Pero la etapa no estaba cerrada, muchos de los ‘casadistas’ poblaban los sillones del Congreso y el PP cuando llegó el gallego al piso más alto de Génova, 13. Y ese era un asunto que estaba por dirimir. Y Feijóo lo ha dirimido a la gallega, sin hacer sangre, pero también sin hacer ruido interno, que es el modelo que ha instalado en el PP. Castilla y León fue uno de los bastiones del Casadismo, cuando Teodoro García Egea campaba a sus anchas pasando facturas innecesarias a todo aquel que no se había arrodillado ante ellos o se negaba a hacerlo. Los cabezas de lista del PP en Castilla y León que acompañarán a Feijóo al Congreso son una completa sorpresa. Tanto por los que se quedan como los que asoman. Una sorpresa inesperada para destacados dirigentes del PP autonómico y las organizaciones provinciales. Una sorpresa que dirimieron con sigilio y prudencia Génova y el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Feijóo mantiene una parte de los ‘Casadistas’ en las listas. Una parte que, por otro lado, no han mostrado duda alguna en su lealtad a Feijóo, y que de la noche a la mañana se hicieron ‘Feijóoistas’ y de las JONS. Lo que viene a ser la postura práctica de estar con el que gane y el que mande. Una máxima irrenunciable para sobrevivir a los vaivenes de la política. Es una forma sutil, sin venganza, sin cuchillos, sin revanchas de enterrar el ‘Casadismo’, cohesionar el partido y poner fin, definitivamente, a aquella época que hizo lo contrario de lo que ahora practica Génvoa y seguramente por eso acabó como acabó.
El indulto de los ‘Casadistas’, muchos veteranos y bregados en lides orgánicas, parlamentarias y de gestión se ha consumado con el equilibrio del consenso con la dirección regional. Fernández Mañueco ha colocado a tres piezas fundamentales de su estructura en las cabezas de cartel y, además, en provincias esenciales. Su director de gabinete, su delegada territorial en Léon y su viceportavoz en Cortes.
Todo decidido por los órganos a los que compete el partido y sin estridencias, ni disputas ni disgustos con unas generales que asoman a victoria para Feijóo a la vista de las encuestas. Nada que ver con el espectáculo ofrecido por el PSOE, en el que la bronca orgánica del fin de semana evidenció que la democracia interna es una filfa que no se creen ni ellos.