Diario de Castilla y León

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TIEMPOS de fresa. No soy capaz de entender un mundo sin helado de fresa. Qué ricas saben las fresas, las de antes y las de ahora. Esas que, pelín más caras y en cajitas de madera, el común puede paladear a su albedrío y bolsillo. Los alemanes saben mucho de fresas. Por cierto, han venido y nadie sabe por qué se han vuelto a casa tan corriendo. Me refiero a la comisión de «veedores» germanos que, cuando casi tenían la fresa en la mano, se van y nos dejan el campo revuelto para ganancia de ecologistas y defensores de la naturaleza, entre los que se encuentran los verdaderos defensores de la tierra, que son los que la trabajan.

Ya, casi que no vuelvan, porque han conseguido que hasta nos creamos esa amenaza de recortar los fondos europeos si no se cambia de sitio la planta o no se aclara del todo el acuífero. Mal lo tiene un país de sequía endémica pertinaz y agricultor por cultura y necesidad. Me pregunto si era el momento para espolvorear la cesta de fresas aplaudiendo la actitud de brazos caídos en los lineales de las ricas ciudades donde habitan los educados consumidores alemanes. 

Por cierto, que son los mayores consumidores de fruta de Europa. Y de birras. Consumen por lo general lo que cultivan otros. Con lo cual, nos dejan al menos la oportunidad de trabajar sin tener que volver otra vez a Alemania para hacerlo en sus fábricas. Y es que la fresa da mucho de sí. Y de no, también. Porque la agricultura no es el problema, sostienen por lo bajini algunos. Pero suben el volumen al señalar como epicentro del asunto las malas prácticas (nada nuevo) y los cultivos bajo plástico y pozos ilegales que llevan muchos años en el visor medioambiental.

Tiempo suficiente para que al menos se hubiesen buscado soluciones para salvar aves y agricultores. Nunca me gustó escuchar que seríamos solo un país de camareros. Lo fuimos, pero cuando nos tocó ir a servir al extranjero a las casas ricas de La Mercedes. Ahora la cosa cambió y somos, por fortuna, una tierra de ingenieros agrónomos y de biólogos. Y de estadísticas. Huelva es la mayor productora de fresas de España y líder en Europa, además de ser el mayor exportador mundial de fresas. Por cierto, los plantones, o sea las plantas de fresa con las que cultivan andaluces y africanos del norte, se producen aquí, en Segovia.

Somos los mayores productores de planta de fresa, en El Carracillo y su entorno. Nos salvamos por ahora porque el parro y el acuífero se llevan bien. Uno ya no sabe de qué lado ponerse, de las alas o de las fresas. Aunque sí de quien tiene prioridad para seguir viviendo y creo que son los que trabajan la tierra a ras de suelo. Si Huelva va mal, nosotros también. Ojito con tocar las fresas sin lavarse las manos. Y la boca.

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