Diario de Castilla y León

EDITORIAL

Dos modelos de políticos en liza, los vocacionales y profesionales

Urna de elecciones. -EL MUNDO

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HOY CULMINA el sainete este de las campañas electorales, cada vez más inservibles, más inmisericordes y más indisimuladas del desdén que muestran los políticos hacia la ciudadanía. Eso que les aleja cada vez más de la calle, pese a que son unos comicios municipales, los de la política más cercana y apegada a los vecinos y vecindarios. Las campañas en las que los que están han prometido lo que no hicieron. Y en las que los que quieren estar han prometido lo que no tienen intención alguna de hacer.

Las campañas de ahora posiblemente tienen poco que ver con las de antes, en las que los políticos se valían de esos días para dar a conocer programas y propuestas viables y serias. Ahora seguramente el efecto que consigan, a la vista de la cantidad de mamarrachadas vistas, es que los que tenían dudas con su voto, desistan de acudir a las urnas el domingo. Hemos visto partidos sin programa local y partidos que aseguran que convertirán sus ciudades en Manhattan, pese a que sus candidatos no se les conoce haber hecho nada en la vida, más allá de parasitar cargos públicos prácticamente desde la adolescencia a costa de babear a los dirigentes del partido. Eso es un práctica cada vez más común en PP y PSOE, porque son los que más tiempo llevan en el negocio de la política. A los nuevos como VOX, Podemos y otras confluencias de izquierdas, ya se les ve las maneras, absolutamente sometidos a la jefatura orgánica sin un ápice de crítica constructiva ni de discrepancia. El camino no es la política. El camino son las poltronas bien alicatadas con sueldazos en grandes ayuntamientos. En la otra orilla están los alcaldes de los pueblos, gentes abnegadas que se dejan el pellejo por la traída, el alumbrado, las aceras y el agua corriente para que el mundo rural ralentice lo más posible su desintegración, ante la desidia del centralismo, autonómico y nacional. Esa es la parte sincera, veraz y comprometida de la política. La de los miles de alcaldes y ediles que han decidido entregar una parte del tiempo a sus vecinos a cambio de la satisfacción de la supervivencia de su pueblo.

El domingo se van a confrontar fundamentalmente dos modelos. El de la política profesional, la de los billetes, y el de la vocacional, la de los desvelos. Cualquier candidato de los miles de pueblines de Castilla y León merece ser alcalde. Los de las grandes ciudades tienen que ganárselo. En cualquier caso, el domingo llegan las urnas, y es a partir de ahí donde los políticos deberían entender que no es ahí donde culmina la democracia, sino que es donde empieza. Los ciudadanos no pierden la esperanza en que la política se recomponga en un ejercicio de honestidad.

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