La doble vara de medir de la justicia
SÍ, SÍ, SÍ, la campaña ya está aquí. Átense los machos porque les restan quince días en los que les van a decir todo lo bonito que se puedan imaginar de ustedes mismos y más. Y no van a ser ni sus madres, ni padres, ni sus hijos, ni sus parejas... Ni siquiera sus amigos más cercanos. Serán los candidatos de los partidos políticos, esos que buscarán ganarles el voto contándoles que con ellos al frente su ayuntamiento, su ciudad, su pueblo va a ir como un Red Bull, porque al Aston Martin lo hace correr Alonso pero menos. Que van a tener más y mejores servicios, más y mejores trabajos, más y mejores fiestas, más y mejores... añádanle lo que quieran porque están en campaña y todo vale con tal de ganarse su confianza, que es lo único que les importa a estos políticos, que cada vez se parecen más a ese cuñado que sólo se soporta en las cenas de Nochebuena, y ni eso.
Y, claro, eso será así porque ustedes se lo merecen, porque son los mejores y porque ustedes lo valen. Así que prepárense para ver imágenes virtuales de cómo será su ciudad del futuro. Que si pasarelas por aquí, que si parques acuáticos por allá, que si piscinas fluviales al otro lado... Todo ello aderezado con dibujitos muy monos, pero que habrá que ver cuántos se convierten en realidad y en cuánto tiempo.
Claro que poco o nada les importa a los políticos, da igual el color de cada uno. Ellos van a lo suyo, a prometerles y garantizarles que van a vivir mucho mejor que ahora porque arreglarán todo lo malo y traerán todo lo bueno. Y lo harán con la impunidad que les da el poder prometer y prometer sin dar ni una sola garantía de cumplimiento. Lo que viene siendo el cumpli y miento. Sí, sí, con copulativa, como Castilla y León.
Claro que si de impunidad se trata, la del presidente de la Diputación de Ourense, ese cacique de medio pelo de Manuel Baltar, que heredó de su papaíto, cual monarca caciquil, el bastón de mando del PP y de la Diputación de Ourense, que se pasa por el arco del triunfo las citaciones judiciales y que cuando comparece bajo a amenaza de sanción niega que cometiera un delito de seguridad vial. Y todo pese a que era ‘cazado’ a 215 kilómetros por hora en la autovía A-62 a su paso por Zamora y haber pagado la multa por ello. Sólo una pregunta, ¿el Juzgado de Puebla de Sanabria habría sido tan benevolente con cualquier ciudadano de a pie y le habría permitido plantarlo hasta en dos ocasiones? Seguramente digan que no, porque lo contrario sería tanto como reconocer la doble vara de medir de la Justicia.