Los que piden y el paripé
YA ESTAMOS casi todos. Los sindicatos y otras organizaciones de clase desde el día del trabajador a las organizaciones profesionales agrarias que cada año acuden a la feria de maquinaria agrícola a afilar las guadañas como quien se rasca un pie. Da igual quién gobierne, entre porrón y pincho se reclaman ayudas, apoyos y subvenciones cuando no toca pedir decuentos, cupos y cuotas. Ahí va el paripé. Es un juego polítco sindical que está más que establecido. Tiras y aflojas que ahora saltan del sector primario a la industria y la transformación de las materias primas. Ya está sobre la mesa un verano y otoño calientes con la negociación colectiva. Incluso en sectores como el del metal que en Burgos o Palencia dan sopas con h0nda al resto de España. Tanta pancarta en alto da por desconfiar y de eso se aprovechan los que se quedan a medio camino y no terminan de aterrizar las mejoras que exige el medio rural y el voto de continuación a las mismas siglas es mayor en el entorno rural que en el urbano. Pero en los próximos comicios todo apunta a que habrá un factor común a toda Castilla y León que es el desplome hasta la desaparición de la marca política Ciudadanos. Más que un pronóstico demoscópico parece una certeza en las encuestas, que vuleven a apuntar a la fragmentación del voto y a la constitución de pactos sujetados con frágiles mayorías. Es decir, nos esperan muy probablemente cuatro años de reparto de cargos, de equlibrio de pesos y de balance de egos. Visto lo ocurrido en el Ayuntamiento de Burgos en los últimos años de este bipartito, la configuración de los pactos electorales debe ir por otro camino para que los resultados sean bien recibidos por propios y extraños, pero sobre todo por los ciudadanos. Hace cuatro años, la mecánica de los pactos postelectorales se decidió en Madrid y en Castilla y León sólo quedaba acatar. Burgos se rebeló y la maniobra de Vox que se negó a dar la acaldía al canditado de Cs Burgos por su actitud en la negociación otorgó a los socialistas una alcaldía que no esperaban. Cuatro años después ese suspense está descartado en Burgos. Lo que se pacte en Madrid se aplicará a orillas del Arlanzón. A pies juntillas. Así las cosas, tanto laas protestas de as organizaciones agrarias como las consignas de los partidos políticos con sólo parte del guión de la propaganda política que está en marcha. Ojo, y ahora vienen las protestas sobre la sanidad. Si hay algún debate con carga de profundidad política es el de la sanidad, que es pública y universal aquí y en todo el territorio por mucho que se intente poner en duda. Tocan las campanas del 28-M y se congregan los monaguillos cons preces a pedir a la Virgen. Bienaventurados sean.