Las obras de la A-11 en Valladolid, un símbolo de la inutilidad política
La desidia y el desprecio que con constante asiduidad exhibe el gobierno central en materia de infraestructuras, o más bien en materia de retrasos, paralizaciones y empantanamientos de infraestructuras hacia Castilla y León, carece de límites. Y el desahogo con el que se emplea el Ministerio de Transportes y Movilidad que gestiona, o por lo menos del que cobra la nómina, la ministra Raquel Sánchez, tampoco conoce proporción.
La última de sus fechorías y desprecios a Castilla y León, en concreto a Valladolid, es asegurar que no puede ofrecer con «precisión» el plazo de conclusión de los dos tramos de 34 kilómetros de Autovía del Duero (A-11). Unas obras que empezaron hace más de tres años y medio y que no representan dificultad alguna por la orografía, que no requiere ni de grandes viaductos ni de túneles, que son las obras de fábrica que ponen dureza a las obras civiles viarias. Pero en definitiva ni ofrece el horizonte de conclusión de las obras ni «con precisión» ni con aproximación. Esencialmente porque no da ningún plazo. Y lo dice tan ancha la ministra en sede parlamentaria en respuesta al diputado José Ángel Alonso, uno de los pocos que trabajan, de tantos como se llevan una billetada mensual por representar a Castilla y León y a las circunscripciones electorales por las que fueron elegidos. No es de extrañar que con estos parlamentarios de la oposición, la ministra pase olímpicamente de Castilla y León y de sus problemas. Los parlamentarios socialistas de Castilla y León ni existen más allá del cómputo de nóminas, asignaciones, dietas, kilometrajes, tarjetas de 3.000 euros para taxis, trenes gratis, iPhones por la cara y un sinfín de prebendas. Ese es el trabajo de los parlamentarios, que deriva en la desidia ministerial hacia Castilla y León.
Un ministerio que miente por escrito. Claro que puede precisar. Fundamentalmente porque cualquier obra tiene una licitación, un precio de adjudicación y un plazo. Incluso si ha habido modificados de obras, hay modificados de presupuesto y de plazo, que contemplan esos mismos modificados. Pero es más fácil mentir a la vista de lo que hay delante, en la oposición, más preocupados de hacerle la pelota al líder en Twitter y otras redes clientelares, para intentar repetir en la lista, que por los ciudadanos que los eligieron.
Esos dos tramos de autovía serán un símbolo de la inoperancia, la incompetencia y la inutilidad política. Y la ministra Raquel Sánchez y su comparsa de parlamentarios socialistas litigan por el podio. Ha tenido que alzar la voz Luis Tudanca, dejando al resto en evidencia, prisioneros de tanta subordinación y haraganería.