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Por no decir otra cosa en masculino. Todos los tiros electorales que está lanzando el Gobierno de Sánchez como sprint final de una legislatura de ensueño le están saliendo por la culata. Es fundamental tener cierto control de técnica legislativa para no hacer una Ley que pretende proteger la seguridad de las mujeres y, por el contrario, provoca la reducción de penas de multitud de delincuentes sexuales. La primera en la frente o cómo buscar el voto femenino y obtener el rechazo de la mayor parte de mujeres atónitas por su desprotección.

A por la segunda, que acaba de terminar la feria. Hay que solucionar el problema de los alquileres para ganarnos el favor y el voto de los jóvenes que no pueden acceder a la vivienda. Que los precios están muy altos por falta de oferta, no hay problema. Sacamos al mercado toda la morralla de viviendas del Sareb, que no las quiere ni el banco malo, y conseguimos unos titulares y a ver si hay suerte y los precios bajan. Pues tampoco. Los precios ni se inmutan porque resulta que prácticamente no hay viviendas del Sareb en condiciones en las llamadas “zonas tensionadas” que es donde los precios están más altos. Y, por si fuera poco, tramitamos una Ley de vivienda cuyo principal efecto va a ser la salida del mercado del alquiler de multitud de viviendas provocando que haya menor oferta y, consiguientemente, suban los precios. Otra por la culata. Es lo que tiene el intervencionismo improvisado.

Especial mención merece, en todo este desatino, el inexplicable empeño de proteger a los ocupas. Con c o con k. Da lo mismo. Son unos sinvergüenzas que habría que desalojar en 24 horas. Es algo tan incomprensible para la mayoría de ciudadanos que el partido que haga una propuesta legislativa seria para luchar contra la ocupación se llevará el gato electoral al agua. La gente ya no vota por cuestiones ideológicas, sino por las propuestas concretas sobre los asuntos que les afectan. Y este es un tema que afecta, en mayor o menor medida, a gran parte de los ciudadanos y, a la sazón, votantes.

Y para completar esta sucesión de medidas de efecto contrario al deseado está la bajada del IVA de los alimentos que, pretendiendo controlar la subida de los precios, ha permitido multiplicar los beneficios de los grandes distribuidores sin que la inflación subyacente se haya conseguido atajar sino todo lo contrario. La cesta de la compra sigue encareciéndose cada día disparándose los precios hasta un 16,7%.

Demasiados tiros por la culata en muy poco tiempo. O cambiamos de rifle, o cambiamos de tirador. O las dos cosas.