Diario de Castilla y León

EDITORIAL

La realidad de los enfermos de ELA más allá de los bulos de la política

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HACER POLÍTICA con la sanidad es tan inadecuado como improcedente. Pero la política está así ahora, plagada de mediocridad. Pero hacer política con la salud sobrepasa todos los límites, incluidos los de la mediocridad política. Los enfermos de ELA de Castilla y León han sido víctimas no sólo de estos bajos instintos políticos, sino de un bulo que les atribuía ayudas de 3.000 euros de la Junta. VOX, el grupo político autor del bulo, rectificó y se disculpó ayer. Ha estado escaso de reflejos y eso le ha valido una lluvia de críticas sociales a la altura del bulo propagado. Nunca es tarde si la disculpa y la rectificación es sincera. Y lo es cuando va acompañada de una decisión de actuar para cambiar las cosas y hacer mejor la vida de la gente, en este caso de los enfermos y familiares de esa terrible enfermedad que es la ELA, que no es otra cosa que la antesala de la muerta a cámara lenta y con un constante deterioro de la calidad de la vida que se extingue. Ahora VOX tiene que demostrar que de verdad quiere cambiar las cosas. Armas política tiene para ello. Forma parte del gobierno de coalición de la Junta, lo cual no es excusa para que la indolente acción política a la que nos acostumbran los partidos quede relegada a alguna improductiva iniciativa parlamentaria con la que alicatar las estadísticas del supuesto trabajo de los 81 procuradores que presuntamente se ocupan de los problemas de Castilla y León. Aunque en las Cortes lo que rige es el famoso ‘Trabajar y morir, lo último’.

Ahora falta que la Consejería de Familia, a la que no sin razones apunta VOX como germen de la ‘confusión’ que propició el bulo, también se disculpe y aclare eso de los 3.000 euros mensuales que reciben enfermos de ELA. Hasta ahora conocemos testimonios que apenas llegan a los cien euros. Todavía no ha salido ninguno de 3.000. Familia, que legisla temas sociales enormemente sensibles, no debe volver a caer en la tentación de convertir en categoría lo que es anécdota, basándose meramente en cuestiones posibilistas mezcladas con medias estadísticas. Eso no es política. Es matemática trilera. ¿O hay que explicarle a la Consejería de Familia es famoso ejemplo de ese que se come 12 pollos al mes y el otro que no se come ninguno y que cada uno se come una media de seis pollos? Ya están mayorcitos y creciditos para esto. Hacer política es constatar la realidad, no el Big Data. Y la realidad es muy diversa. Pero también muy alejada del bulo ese de los 3.000 euros. Algún parlamentario podía hacer su trabajo y pedir las ayudas nominales, sin identidad, que recibe cada uno de los ciento y pico enfermos de ELA. Y así veremos la realidad más allá de fabulaciones de notas de prensa. Esperamos impacientes.

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