Lobato, leyenda de El Corte Inglés

El 28 DE FEBRERO de 2023 será recordado por siempre en la historia de una de las empresas más icónicas de este país, siendo «este país» España. Un hito irremplazable en el devenir de El Corte Inglés, un gigante del comercio inventado por un asturiano que empezó de recadero en una tienda de tejidos de La Habana y que acabaría por adelantarnos cada año la primavera, incluso antes de que llegará el  cambio climático para hacerla desaparecer. Pasará el último día de febrero a los anales de los grandes almacenes que cada año ponían al país a los pies de la Rebajas, antes de que Amazon y los chinos nos importaran la falacia del Black Friday, que consiste en comprar como imbéciles lo mismo que se puede comprar unos días antes o unos después al mismo precio, pero sin empujones ni angustias digitales. La vida se ha convertido en un desasosiego compulsivo y constante sin los ‘8 días de oro’. Quiera o no se resentirá El Corte Inglés. Cuentan que ha cerrado su primer centro en Castilla y León, en el corazón de Valladolid, al ladito de la plaza Mayor. Un asunto menor e imperceptible para el desarrollo de la empresa que ahora timonean unas chicas con el gen espabilado familiar. Lo importante y crucial es que, inexplicablemente, alguien ha cometido la torpeza de dejar jubilarse a José Antonio Lobato, que tiene más esencia de El Cortes Inglés que las escaleras mecánicas que irremediablemente nos llevan siempre a la planta de señora, pasando por zapatería y niños. Alguien no ha estado lo suficientemente vivo para obligar a Lobato, director de RRII de Castilla y León y jefe interplanetario de elogios y hablar bien de su empresa, a la no jubilación forzosa. Su lealtad y señorío con la que ha sido su casa desde antes de que naciera sólo es comparable a la pasión del que fuera director del centro de León, Manuel Orellana, o de Juanito por el Real Madrid. Poco me parece dedicarle una planta entera a Lobato, la leyenda gourmet de El Corte, en la calle Preciados.