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Quien piense que el fabuloso espectáculo natural que ofrece la berrea se limita únicamente a los resplandecientes días otoñales de nuestros campos y montes se equivoca teniendo en cuenta que la política es capaz, incluso, de extender semejante despliegue hormonal a cualquier momento preelectoral del año. Con la llegada de los primeros rayos de la fría y temprana primavera electoral es posible contemplar, desde la sombría quietud de nuestros parlamentos, el ritual de algunos ejemplares de machos luciendo su hierática figura mientras emiten sus imponentes berridos ante la atenta mirada de sus congéneres con la intención, esperemos, más de llamar la atención que de aparearse.

En Castilla y León la berrea constituye una cita imprescindible para los amantes de la naturaleza y se ha convertido, por su espectacularidad, en un recurso fundamental de nuestra oferta de turismo rural y de naturaleza. Quizá entre los planes de sostenibilidad turística que, con fondos europeos y con importantes fichajes, sueldos y despachos, se están diseñando desde distintas administraciones, habría que incluir, como reclamo turístico, una visita a las Cortes para admirar la espectacular berrea política incluyendo caña, pincho, alguna recreación, siesta y gin-tonic. Tampoco haría falta demasiado atrezzo.

La “puta basura” no está mal para empezar la temporada de berrea electoral. Hay que reconocer que han puesto el listón alto desde el principio pero no debemos subestimar a nuestros representantes que, seguro, sabrán estar a la altura según evolucione la campaña. Y menos mal que semejante bramido fue proferido por un bravo ejemplar de la manada progresista, porque si llega a proceder de las filas conservadoras hubiera faltado tiempo para que las más radicales huestes feministas se rasgasen las vestiduras bajo acusaciones de machismo intolerable por identificar a las putas con la basura. A buen seguro el intercambio de berridos y golpes de cornamentas hubiera terminado con disculpas al colectivo de las prostitutas que ya bastante tienen con lo suyo.

Y lo mejor está por venir. Según nos acerquemos al mayo electoral la berrea se hará, sin duda, cada vez más intensa y estridente. Teniendo en cuenta, además, que la coalición de gobierno en la Junta de Castilla y León será objeto de todo tipo de exabruptos desde las filas socialistas y que los dirigentes nacionales de Vox querrán sacar pecho de su única gestión de gobierno, la cosa promete. Todo apunta a que Castilla y León se pueda convertir en el principal destino nacional para escuchar la berrea natural en otoño y la berrea política en primavera. Paciencia.