Los tiempos de Teo el afilador

Andan iracundos los críticos del PP de Salamanca de Chabela de la Torre por el hecho de que de repente le haya entrado fervor afiliatorio a la gente. Fervor por afiliarse a su partido. Pues eso los tiene tan obcecados que han ido al juzgado porque hay mucha gente en Salamanca que, repentinamente, le ha entrado una ganas  locas de hacer del PP, es decir, de su partido de ellos, los críticos con su partido. Es como si  a los de Círculo de Lectores, cuando existía Círculo de Lectores, les pareciera que había mucha gente apuntada para pedir un libro cada dos meses. O por poner otro caso, que  Reed Hastings, el dueño de Netflix montara en cólera porque cada vez haya más abonados y decida organizar un sindiós con las cuentas compartidas para ahuyentar mirones de series y películas. Claro que los críticos de la ahora crítica Chabela no fueron al juzgado hace año y pico cuando Teo (el de los hermanos Pinzones de Génova) endosó una batería de afiliaciones a granel con el ánimo de caciquear el congreso de Salamanca, en aquellos tiempos en los que Teo, Teodoro García Egea, y sus huestes con el mamarracho de Trujillo a la cabeza, el que votaba al revés, Alberto Casero, se dedicaban a hacer la vida imposible a todo hijo de vecino del PP por las provincias de España. Sin ir más lejos, el ex presidente de León, Javier Santiago, acaba de ser víctima no hace mucho de aquellas golfadas de Teo, la sanguijuela que acabó acabando con la carrera de Pablo Casado, que le dio manga ancha, a Teo,  para putear a todo hijo de vecino, y además con saña, odio y alevosía. Javier Santiago tuvo que salir pitando de la presidencia antes que las afiliaciones  de Teo llegaran al juzgado y pusieran la Génova de Feijóo patas arriba. Teo el afilador. Que igual afilaba un censo que una daga contra el compañero que tuviera más a mano. Por cierto, ha vuelto Yiyo al ruedo del PP leonés. Atentos a las carteras. Alguien se ha dejado la gatera abierta y se ha colado el minino.