La subasta del alcalde de Palencia
EL ALCALDE de Palencia ha decido subastarse para el próximo mandato antes incluso de abrirse las urnas. Es más, sin todavía disolverse ayuntamientos y registrarse candidaturas y sin esperar a la campaña. Dice que se presenta para ser lo que es o no ser. Claro que primero tiene que salir elegido y todos los vaticinios demoscópicos certifican la desaparición de las siglas bajo las que concurre, las del emergente Ciudadanos hace apenas cuatro años. Cierto es que, junto con el presidente de la Diputación de Zamora, Francisco Requejo, eran los dos máximos capitales de la formación naranja en Castilla y León. El de Zamora ha salido por patas y ha organizado, con tino y atino, un partido provincialista, Zamora Sí. Ciudadanos, tampoco. El palentino, Mario Simón, ha optado por jugársela al refugio de unas siglas que a todo el que se las cuelga del cuello acaba en el fondo del río: Madrid, Castilla y León, Andalucía... Y lo que ha hecho es lanzar un órdago. En este caso al PSOE, aunque pretendiendo hacerlo al PP. Si alguno de los dos quiere anidar en el gobierno municipal de Palencia, tendrá que hacerle alcalde a él. Claro que todo es un futurible. Hay que salir elegido y luego sumar. Porque en política lo que no suma resta. Hay una parte que quizás no ha entendido Simón. Hace tres años se alzó con la alcaldía, con tres concejales, como Requejo con la diputación, siendo el único diputado de su partido, merced a un acuerdo que desde Murcia hasta Castilla y León, pasando por Madrid y Andalucía, otorgaba todo el poder al PP. Zamora y Palencia fueron los premios de consolación de un Cs que decidió entregarse al PP. Zamora y Palencia fueron los renglones torcidos de la aritmética plenaria. Eso no volverá a ocurrir. Fundamentalmente porque el PSOE de Miriam Andrés no puede tolerar la posibilidad de hacer alcalde a quien, pactado con el PP, invalidó su mayoría hace cuatro años. Poder, puede. Pero lo de la subasta premeditada pasará factura.