Juan José Lucas, un ejemplo de persona de la tierra
La Historia nos devuelve la vista porque es tan obstinada que impide los falsos destellos que se generan cada día. Ahora que están de tan moda las ‘fake news’ podemos afirmar que las prisas y la inmediatez generan un conjunto de elementos y de datos que llegan masivamente a los ciudadanos y que no son más que paja y humo sin más consistencia que servir de alimento a las masas para que tengan su dosis de aparente participación en los asuntos públicos que -de este modo- quedan en manos de tantos y tantos bufones.
Me pregunto ¿han llegado los políticos a ese nivel de griterío y banalidad que se destila en los programas del corazón y similares?
Por contraste, voy a hablar de «Los Hombres de la Tierra». En vez de resaltar a los hombres del insulto, del escándalo y de la pobreza verbal y humana, quiero referirme a personas con otra sencilla grandeza: la de haber servido noble y humildemente a la Tierra que representaron. España es un inmenso panel de tierras con personalidades muy acentuadas. Castilla, Andalucía, Asturias, Cataluña, ofrecen perfiles admirables con ingredientes ejemplares en su comportamiento y en su forma de encarar la vida.
Dentro de Castilla reseño a uno de sus Hijos de la Tierra: Juan José Lucas. Un sencillo servidor de lo público nacido en estas tierras (Burgo de Osma) que -sin estridencias ni pasacalles- se entregó a su trabajo y devolvió a la tierra de la que vino los valores que le tocó desempeñar: trabajo, honradez, dedicación, paciencia, diálogo, bonhomía. Esta forma de actuar honra a lo público y honra a su tierra.
Juan José tiene un currículum impresionante entre los que me gustaría destacar su etapa como presidente de Castilla y León durante casi una década, miembro del Bureau del Comité de las Regiones de Europa, del cual fue vicepresidente durante 4 años, presidente de la delegación española y presidente del Grupo Parlamentario Popular en dicho comité. Un currículum sin que sobresalgan escándalos, griteríos o algaradas. Por el contrario, trabajo, dedicación y servicio. Nada más. Ni nada menos.
Creo que ha llegado el momento de crear una reserva de dignidad y de buenas prácticas personales, profesionales y políticas. Creo que ha llegado el momento de seleccionar a los mejores ejemplos surgidos en estos más de cuarenta años de democracia para que sirvan de escaparate y de reflexión. Propongo por ello, la creación de la MEDALLA A LA TIERRA DEL SENADO ‘JUAN JOSÉ LUCAS’ destinada a destacar a aquellas personas que, con independencia de su filiación, cuenten con una trayectoria de equilibrio, probidad y servicio continuado a las tareas públicas, desde los valores de su propio origen, ennobleciendo -al mismo tiempo- la dedicación pública y su identidad de origen, fortaleciendo la democracia, la Constitución y el servicio público, mostrando el ejemplo de que existe una integración perfecta entre el origen, el compromiso y la dedicación institucional, favoreciendo la diversidad y la integración social, política y territorial de España, fortaleciendo la convivencia entre todos los españoles y creando ejemplos de dedicación, diversidad y buenas prácticas para todos los representantes públicos.
Ha llegado el momento de que la democracia señale a sus mejores hijos. Ha llegado el momento, en medio de tanto ruido sin sentido, que la labor silente y ejemplar pase a primer plano. La Democracia se protege seleccionando el ejemplo de los mejores en vez de desgastarnos cada día con el espectáculo de los mediocres y toscos. La Democracia quiere su propio álbum de buenas prácticas que recoja a aquellas personas que han ennoblecido su ejercicio y su tierra, que han sabido aprovechar los valores que heredaron de sus orígenes para mejorarnos a todos, y para dignificar al propio sistema y a las instituciones. Un álbum como el de buenos futbolistas que engrandecen a su club, engrandecen al público y crean afición. Como decía Confucio «No pierdas el tiempo hablando de la oscuridad; enciende mejor una vela».
Propongo encender esas velas de una vez.