Chapuzas a ritmo del chacachá de los trenes

PIENSEN. Ustedes encargan que les construyan una vivienda, de tantos metros , salón-comedor, cocina, dos baños, 3 o 4 habitaciones; vamos lo que viene siendo un modelo tipo de residencia. Realizan su proyecto, lo diseñan y contratan su construcción. Y, hete aquí, que cuando se la han acabado comprueban que ni ustedes, ni nadie, por bajito que sea, cabe por las puertas que le han puesto, bueno salvo que entren a gatas. Impensable, ¿verdad? Porque ustedes sí que habrían ejercido el control necesario para que todo se llevara a cabo según lo proyectado y al mínimo cambio, sin justificación ni consulta previa, ordenarían parar y volver al proyecto original.

Pues esto tan simple, tan sencillo y de tanta lógica, que se le ocurre hasta ‘al que asó la manteca’, como bien dice el refranero, es justo lo que nadie hizo en el chapucero Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de la ministra Raquel Sánchez. Nadie se preocupó de comprobar si los trenes que habían encargado para diferentes líneas de cercanías, entre ellas la Feve en León, que suma otra chapuza más a su ya dilatado historial chapucero que la mantiene empantanada, cabían por los túneles o pasos elevados bajo los cuales tenían que circular. Nadie. Lo que viene a demostrar una absoluta dejadez por parte de aquellos que deben vigilar que las obras públicas se realizan en tiempo y forma, que ya se sabe es una entelequia porque nunca cumplen los plazos, y con todos los requisitos proyectados, para lo que es necesario, obligado, ejercer un control. 

Y no vale ahora escudarse en que si el fallo estuvo al inicio, en el medio o al final. Como tampoco sirve que la ministra de Transportes se vaya a Cantabria o a Sebastopol a decir que es una «chapuza» y que tomará medidas. Pues que empiece por ella misma porque, como ministra, es la responsable máxima de lo que se hace y de lo que no se hace en todos los ámbitos de su Ministerio. Claro que a ella, como a todos los ministros de Fomento o de Transportes o de la nomenclatura que quieran ponerle que han sido, lo que les gusta y de lo que sí se apropian como suyo y solo suyo es de las inauguraciones, por pírricas o sonrojantes, por su retraso de años, que sean. Como también gustan de subirse a trenes de prueba por unos túneles, los de Pajares, por los que sí caben, pero a los que aún les queda un trecho para que circulen los de verdad, no los de los figurantes. Este Ministerio va de chapuza en chapuza. La última, al ritmo del chacachá del tren.