Donde tengas la olla, no metas el cuezo en Twitter
POCO SE HABLA de la paz de Twitter. Y no por el advenimiento del eléctrico Elon Musk. Más bien por la fuga de egos, porque cerebros se adivinan pocos por esos territorios virtuales de las redes y los enredos. Se esfumó, de la noche a la mañana. Y todo a cuenta de que lo cazaron metiendo el cuezo en cuentas cachondas. Pero no cachondas de esas de risas. Cachondas de esas de las otras. ¡Que cachondo! Y se hizo la paz, en vísperas de la paz eterna de Ciudadanos, la de los cementerios. El 28 de mayo de 2023 se celebra el cabo de año de una defunción política que comenzó en las cumbres de un ego. Del gobierno autonómico a la más absoluta nada. Se pongan como se pongan. No quedarán ni las raspas. Por eso pocos entienden, más allá de su honestidad, que ya es bastante para los tiempos que corren, que Mario Simón, regidor palentino, se atreva a embarcarse en la noble aventura de abanderar unas siglas en las urnas que tras refundarse en sí mismas, acabarán refundidas por el fuego purificador de los votos. El otro capital que le quedaba a los naranjas tras pasar por encima Ego, rey de sí mismo consigo mismo, Francisco Requejo, en Zamora, ha detectado que del queso no quedan ni los agujeros. Por eso sabe que lo importante no es el color del minino, sino que cace ratones. Requejo se refundará en un agrupación de electores, ajena al naranja y se llevará su quesito en las urnas. Un quesito en el arco municipal y provincial puede ser esencial pieza del puzzle de gobierno. En Castilla y León no habrá primarias por falta de clientela. Los que estaban dejaron de cotizar cuando se les acabó la poltrona, el coche oficial y la paguita. Gente de convicciones. Estaban convencidos de trinkar, aunque menos de lo que pensaban. Paz en el Twitter y en las urnas a los hombres y mujeres de buena voluntad. Donde tengas olla, no metas el cuezo en Twitter.