De los chicles de Sánchez y el piso piloto de VOX

Al tiempo que algunas y algunos acabarán por descoyuntarse tratando de estirar el chicle del ‘protoloco fantasma’ del aborto, las rebajas de penas a violadores caen a mansalva, mientras en el ministerio de Irene Montero sus subordinadas siguen partiéndose la caja de todo quisqui, mientras Sánchez pedalea, asumiendo el desgaste de rodilla que ocasiona el ejercicio de dos ruedas.

El ‘protoloco fantasma’ no da pa más. Entre otras cosas porque lo ha dado todo hasta el infinito. Yha dejado anidando en la Junta sus consecuencias y efectos, que el día menos pensado pueden salir del cascaron y acabar en tragedia marital o en adelanto electoral. Por eso no conviene estirar el chicle, sobre todo si es Cheiw, de aquellos de sabor intenso pero escaso en el tiempo, y recia flexibilidad. Para lo otro sacaron los Boomer, más mullidos y variados en sabores.

Moncloa va a hacer un Boomer con el ‘protoloco’. Un Boomer de cajón, que consiste en hacer globos enormes para azuzar a sus huestes desencantadas por la sedición, la malversación y una ley indecente por Montero. La vieja estrategia del miedo extremo y que viene el lobo por la derecha. Ese es el chicle que va mascar a mandíbula batiente Sánchez de aquí a las sucesivas urnas de mayo y diciembre. En Castilla y León, los de Sánchez mastican caucho, como los indígenas del Amazonas para limpiarse las encías.

El pacto no se romperá por mucho que se empeñe Aznar, a no ser que otro tifón GaGa amenace con anegar la convivencia interna. Pero ahora sólo soplan vientos de calma. VOX se juega su crédito y credibilidad en año electoral y por nada del mundo pretende exhibir un fracaso, como sería la ruptura del gobierno de la Junta. Es una elemental estrategia ‘provida’. Provida electoral o cuando el piso piloto es el único hogar probable, pese a lo insoportable de la convivencia.