Diario de Castilla y León

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La violencia machista volvía a golpear con toda su crudeza a Valladolid y a Castilla y León. El crimen de Paloma y de su niña India de apenas ocho años, a manos de un criminal vuelve a ponernos ante el espejo de lo peor de una sociedad que está podrida. Y seguirá estando podrida si no se es capaz de frenar a estos asesinos que, año tras año, se llevan por delante la vida de decenas de mujeres, por el mero hecho de ser mujer.

Esa es la violencia machista; sí, machista o de género, que no es ni más ni menos que aquella que se ejerce contra las mujeres, por más que algunos desde su ideología extrema quieran ahora negarla, camuflarla y hasta esconderla, equiparándola con el resto de violencias, igual de execrables, pero diferentes porque en ésta, en la machista, sólo se ejerce sobre la mujer por razón de su género. Es violencia porque agrede y mata y es machista porque lo hace sobre las mujeres, sean de la edad que sean, como por desgracia nos ha venido a evidenciar el doble asesinato machista, sí machista de este pasado lunes en Valladolid.

Es hora ya de actuar, de no dar ni un paso atrás, de menos palabras y más hechos. Resulta evidente que algo está fallando cuando, un año sí y otro también, las muertes de mujeres a manos de sus parejas y ex parejas, lejos de descender, aumentan. Déjense, señores políticos, de mirarse los unos a los otros y actúen.

¿Saben cómo? Poniendo, por ejemplo, más efectivos policiales. De poco o de nada sirve, y son muchos los casos que así lo demuestran, que una mujer denuncie y un juez imponga unas medidas a su agresor si no hay quien proteja a esa mujer vigilando que el hombre al que denuncia cumple, sin ir más lejos, la orden de alejamiento y no tiene posibilidad de arrimarse a ella. No puede haber seguridad para esas mujeres si quien tiene que dársela, los gobiernos con efectivos policiales suficientes, no se la otorga.

Y resulta evidente que toca sentarse y repensar la política y el pacto nacional en materia de violencia de género. Hace años, cuando los muertos en carretera se contaban por varios miles al año, hubo quien se paró a  pensar y articuló una serie de medidas que redujeron drásticamente esas muertes. Pues, señores políticos, párense a pensar para saber qué está fallando en la lucha contra la violencia de género. Eso sí, cuando lo hagan no olviden que en la lucha contra la violencia machista no se puede ser equidistante. La violencia machista se lucha y se combate como lo que es, una violencia contra las mujeres. La equidistancia es una ataque más a todas las mujeres que sufren esta violencia.

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