Diario de Castilla y León

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Recogidos los rebaños, desenterradas las hachas de guerra, comprobados los niveles y el estado de las ruedas, hemos desarmado el bolerío del árbol de los derroches. De hoy en un año. Los camellos llegaron al portal y el Belén, al desván. Ya se fue también, surcando los cielos con su trineo y sus cérvidos astados, el señor de rojo con sus ho ho ho. Menos mal que no es de mi familia, porque simplón sí que es el lapón. No obstante, es un buen tipo el rechoncho colorao. Servidor es más de Reyes por el arenal, de pampanitos verdes y hojas de limón. Si a eso le sumamos decenas de villancicos, autos de Reyes, corderadas (en extinción…) y toda la culta iconografía religiosa de los magos… Pues eso, que el del gorro rojo y la borla y barba blanca no supone ningún asedio cultural. Eso sí, vino para quedarse. Hasta en la sopa. Me van los Magos. Y punto. Por eso la noche de sus majestades, un año más, anduve al quite como un chiguito. Alucino con la sincronización: a la misma hora en todos los pueblos y ciudades de esta tierra. Para que luego digan que no son Magos. Esta vez fue en Valladolid por esas cosas que tiene mi oficio de crecerse en los vericuetos para contar bonitas historias… ¡No os lo vais a creer! Logré hablar con ellos con Baltasar, el moreno del turbante, con Gaspar, de barbas bermejas, y con Melchor, el de la corona. Como salió el primero tuve más tiempo de platicar con él. Me hice el listillo y le pregunté por sus restos… Me miró como diciendo “¿A qué viene esto?” Pero me contestó “en la catedral de Colonia, en Alemania”. Y le espeté: “Si hay reliquias, ¿sois reales de verdad?” – Pero, ¿acaso lo dudas? -No, en absoluto, yo me lo creo todo. Antes de subir a la carroza me hizo una seña con la mano. Me acerqué corriendo. Y me dijo “¿A qué no sabes que no somos nosotros las únicas reliquias de quienes adoraron esa fría noche al niño Jesús en el mismo portal?” “Esa noche -me dice- nos encontramos a tres pastores que se llamaban Ysacio, Josefo y Jacobo. Por cierto, no olvides que sus reliquias están en Ledesma, provincia de Salamanca”. Se subió a la carroza y empezó a dar saltos, a saludar y lanzar besos a los niños al son de los tambores. O sea, que aquí en tierras de Ledesma, estan los tres pastores de Belén. Alucino. Llamé a Patricia, alcaldesa ledesmina, le pregunté y me dijo que por supuesto, que allí están y que tienen sus villancicos y su bonita historia de Navidad. Para allá que voy.

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