La zambomba constitucional
No sé si esto que viene a renglón seguido es o no constitucional. Ante la duda, opto por constitucionalizarlo como un sonido antiguo y una música para todos. De todos. Una partitura compartida, algo tan difícil en estos tiempos de constitucionalidades. Quien logre constitucionalizar lo inconstitucionalizable, buen constitucionalizador será. Así nos sentimos muchos ante el trabalenguas actual. Apelo al sentido musical de la vida y propongo tocar la zambomba y escuchar sus roncos sones. Se trata de un rasgo de la tradición popular que permanece. Me refiero a ese viejo instrumento de fricción que suena y vibra al compás de los villancicos y canciones populares. En muy pocas casas. Tampoco abundan los repertorios locales que le den a la zambomba en la geografía regional. Ni en Navidad. Hay excepciones notables. Entre otras, en la provincia de Ávila, allá donde la madre de todos los macizos, la imponente montaña de Gredos, apunta al sur y se mira en las aguas del Tiétar. Hablamos de la comarca sureña del Valle del Tiétar, que es un museo etnográfico a la intemperie. Y donde suenan las zambombas. Su sonoridad irrumpe en las calles y plazas. Son días de Navidad. Un instrumento que crearon los pastores y que sus descendientes tocan acompañando a sus cánticos populares y aguinaldos. Y, por eso, en esta perla sureña que dibuja el Tiétar y un poco el Alberche, se escucha todavía la zambomba. No es de extrañar cuando se trata de un valle que es arcano de cultura tradicional, que de moverlo un poco traería de calle a la mismísima UNESCO y a su departamento de “inmaterialidades patrimoniales”. Volvamos a la zambomba que suena para el niño Jesús en su pesebre. Mi admirado Daniel Peces, folclorista abulense de raza, me dice que la zambomba suena más de lo que nos creemos en la Andalucía de Ávila. Y tiene razón, aunque hay razones que la política cultural no entiende. No tiene corazón. Hace días acudí, por fin, a la Ronda de los Pastores de Casavieja, a su tradicional zambombada, que es la mayor concentración de zambombas de toda Castilla y León. Cuadrillas de niños, jóvenes y mayores sortean las empinadas calles de Casavieja rondando con sus zambombas y cantando en Navidad. Hasta la Misa del Gallo. Es un sentimiento popular sincronizado. La Ronda de los Pastores de Casavieja y sus zambombas merece hoy entrar en la UNESCO. Y en la Constitución. Que suenen las zambombas, que es Navidad.