Código de casta
EL TITULAR me ha dejado sin palabras. Toma la palabra, de Valladolid, se desdice de su Código Ético (creo recordar que existía para algo así como diferenciarse de la casta…) para que sus cargos públicos, concejales en este caso, puedan superar el periodo de ocho años en la poltrona. Dos mandatos remunerados, ¿no? Si alguien les tomó la palabra y, es un decir, les votó por esa limitación de mandatos, bien puede decir que no tienen palabra. También, oh la la, nos pueden contar la trola de que los tiempos cambian, las circunstancias, lo bien (¿) que lo han hecho… Claro, sí, claro. Pero… ¿el sueldo continúa?
Toma la palabra tiene (tenía) un Código Ético, pero si no les convence (a ellos), puede tener otro. Digamos que es una ética flexible, para enrollarse con el votante. Flexible y enrollable. Como los billetes, pardiez. Los mismos que en la Eurocámara han servido para que, desde ese púlpito de las nuevas religiones populistas, se hablara de los avances democráticos en Qatar. Al estilo de lo que ya hizo Xavi Hernández (desde su complejo de charnego, ay esos apellidos…), para colocarse a favor del proceso catalán.
Por cierto, que Sergio (se opuso al intento de catalanización de su nombre) Busquets, catalán, se ha despedido de la selección española de fútbol diciendo que había sido un gran honor representar a su país. Un tipo de una pieza, sin estridencias, digno. Quienes hemos vivido en Cataluña sabemos lo que es no dejarse humillar. Y sus consecuencias.
Pero volvamos a la palabra, que lo primero fue el verbo. El verbo camelar, en este caso. En realidad, qué más dan 8 años que 12, lo importante es su ética impecable. No sé si algún día retocarán su código sobre cómo desenvolverse en sus performances sobre la criminalidad cuya autoría no sea masculina. Dos jovencísimas mujeres (niñas de 9 y 11 años) mueren asesinadas a tiros. Las mata su madre. Nadie toma la palabra. Los sentimientos podemitas, y sus leyes, no dependen de quien sufre, sino de a quién pueden acusar y condenar. Corazón sectario, razón indigna.