Diario de Castilla y León

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LAS lecciones de la vida a menudo llegan de quienes están más apegados al día a día de las cosas. al territorio y al sentido común. Por eso resulta tan interesante la conversación de este periódico con César Reales, el director general de la cooperativa Agropal, que es una potencia en el sector agroalimentario de Castilla y León.  Tanto que desde su Palencia natal se ha expandido por varias provincias de la Comunidad e, incluso, dio el salto a Cantabria. Reales recuerda los bandazos -él es más elegante y no lo explica así, pero ya pongo yo el trazo grueso- de la Junta en durante una época en la que se perdió la perspectiva del devenir de la economía y se cometieron errores de muy mala resolución. Recuerda el caso de la cadena de supermercados El Árbol lamentando que la Junta soltó 25 millones a esta empresa foránea para aguantar su viabilidad y acabó cerrando sin más porvenir. La ingeniería de manejos que se  urdió para sostener aquel engendro envenenó la confianza de las antiguas cajas de ahorros en la administración pública y condenó la posibilidad de una fusión del sector financiero autonómico. Madrigal Participaciones, la sociedad de inversión integrada por la Junta de Castilla y León y las seis cajas de ahorro de la comunidad, fue el instrumento para llevar adelante aquel proceso que se fue al traste en menos de 8 años. Pusieron cerca de 50 millones para comprar la cadena El Árbol que se los llevó el viento. A la gente de Agropal, que tiene una perspectiva única del sector primario y ve el proceso desde el campo al punto de venta, le «duele» es la falta de una cadena de distribución agroalimentaria en Castilla y León, una cadena que garantizase la comercialización de los productos de la Comunidad, porque, entre otras razones, es la única autonomía que carece de un operador comercial de estas características. Por eso se van a lanzar a crear una red de 100 supermercados en Castilla y León por su cuenta y riesgo. El jefe de la cooperativa palentina explica que con la alimentación ocurrió lo mismo que en el sistema financiero, que lo perdimos y ni siquiera nos dimos cuenta de que depende de nosotros salvar lo que nos interesa para nuestro futuro. Un órdago como el que propone Agropal  va a exponer la capacidad de la administración autonómica de acompañar esa inversión, facilitar la tramitación y evitar ponerse en medio de los actores locales que dan el paso para hacer más grande a esta comunidad. «No pido ayudas, pero que no nos pongan trabas», clama Reales, que, por lo visto, se conoce el paño. Su suerte, esa que premia a los osados, será la de todos nosotros.

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