Diario de Castilla y León

Creado:

Actualizado:

LA CAMPAÑA electoral está ya en marcha para aquellos alcaldes que ya saben que encabezarán las listas para las municipales del año próximo. Algunos llevan en modo campaña desde antes del verano, pero a día de hoy ninguno deja escapar cualquier oportunidad para colocarse medallas y prometer lo que sea menester. Como el alcalde de Burgos que se plantó el domingo pasado en la cabecera de la manifestación en la que CCOO y UGT protestaban por los presupuestos de la Junta, para anunciar que destinará 40.000 euros del dinero de todos los burgaleses en compensar a estos dos sindicatos por los recortes de subvenciones que puedan sufrir por parte de la mala, malísima Junta de Castilla y León y el malo, malísimo de su vicepresidente. El dinero de los burgaleses no está para hacer política partidista ni para enfrentar a administraciones entre sí, ni mucho menos para hacerle la campaña electoral al alcalde, regalando miles de euros a los sindicatos con la justificación de que la Junta se los quita. Pero a un alcalde lanzado a hacerse campaña a sí mismo esas menudencias no le inquietan. Al candidato socialista de Burgos lo que le preocupa es que las encuestas le dan ahora mismo un empate técnico con el Partido Popular, que, incluso sin haber nombrado aún a su candidato porque no acierta con el perfil idóneo, le pisa los talones en la intención de voto. Eso no es  un buen augurio para un alcalde como el burgalés que sólo conseguirá la reelección si logra la mayoría absoluta o la roza y es capaz de aliarse con Podemos, que aguanta el tipo en Burgos según las encuestas. El aspirante socialista burgalés se mete en la política autonómica cargando contra Vox, partido que tacha de «parasitarios subvencionados» a los sindicatos, y el alcalde hace precisamente eso: llenarles el bolsillo. Pero Vox también es contrario a entregar subvenciones a ciertas vertientes del feminismo. Pero en este caso el primer edil burgalés no acudió el viernes a la manifestación contra la violencia de género para anunciar que les compensará si la Junta les cerrase el grifo. Ni siquiera para prometer que dejará de cobrar por el uso de espacios públicos a las asociaciones feministas convocantes de estas manifestaciones o que será el PSOE burgalés, que él encabeza, quien se hará cargo de la tasa municipal. Si es que hay que pagarla porque «con el anterior equipo de gobierno no nos pasaba», según lamentan las feministas. El alcalde candidato de Burgos hace la rosca a los sindicatos con dinero de los burgaleses para que le hagan la campaña, le llenen los mítines y se ganen la soldada del año que viene. Por este dispendio no sacan pancartas. Lástima.

tracking