La baza de Veganzones y la tómbola Antojitos
TODAS LAS MIRADAS políticas, de unos y otros, están puestas en Valladolid. Es lo que se podría conocer como centralismo electoralista, pero simplemente es que la contienda municipal de la capital pucelana supone otra dimensión para las fuerzas políticas. En el centro de la diana, Óscar Puente. El socialista aspira a un tercer mandato, sólo en compañía de los mismos. Porque los mismos repetirán cartel electoral tras la dramatización a la que están vistiendo esto de la limitación de mandatos del libro de estilo de Valladolid Toma La Palabra, que es el sobrenombre de la conjunción de izquierda, una vez que Unidas Podemos tiene que devolverle el favor a los de Saravia por el escaño logrado por Pablo Fernández el 13-F, merced al empujón que le arreó la edil María Sánchez al implicarse en la campaña y las listas. María es de la listas. De las que no abundan. Y de los del otro género ni les cuento lo que escasean, más que los níscalos en el desierto de Almería. Pues así las cosas, todo parece jugarse a la casilla de Valladolid. Incluso el recién llegado a la contienda, los verdes de VOX, que no tiene excesiva estructuro orgánica para competir campo a través en las urnas de mayo. Se centrarán en grandes núcleos, a ver si la caridad electoral vuelve a hacerles llave de gobierno, y así meter el cuezo en ayuntamientos y diputaciones. Lo último en Valladolid, plaza deseada por todos, es que los de Abascal podrían jugar la baza de Mariano Veganzones, el consejero de Industria y Empleo, que tanta guerra está dando a los sindicatos. El domingo sin ir más lejos van a medírsela sobre el tapete pucelano con sendas movilizaciones. A Veganzones le conocerán porque va de vaquero, pero sin ganao, pantalón y camisa, y cargado de llaveros, pines y merchandising como pa abrir una hermana de la célebre tómbola Antojitos.