Las migajas del futuro
QUE TODO llegue para quien sabe esperar no es consuelo para remediar los tres lustros perdidos aguardando la puesta en marcha del idealizado parque tecnológico, prometido como el epítome de las infraestructuras potenciadoras del capital industrial que atesora este cruce de caminos que llamamos Burgos. El presupuesto de la Junta reserva una partida nada desedeñable, 12 millones de euros pero para retomarlo tras el fiasco de la anterior adjudicataria. La administración autonómica y el Partido Popular se hacen cruces y juran y perjuran, puede que con los dedos cruzados detrás de la espalda, que esta vez todo saldrá bien. Demos el enésimo voto de confianza, pero sin perder de vista de qué manera la Junta va a trabajar en paralelo en el «diseño de la actividad» del tecnológico. Es la clave del éxito de esta infraestructura o, mejor dicho, de recuperarla del fracaso en el que lleva sumida demasiados años. La Junta ya levantó un fantástico polígono industrial en Miranda, con unas grandes expectativas de ocupación y desarrollo para la capital del Ebro. Polígono que lleva desde su apertura a medio gas. La competencia del País Vasco, dopada con las prebendas fiscales ofrecidas al PNV por los gobiernos centrales de los dos partidos mayoritarios, y otros desequilibrios socioeconómicos que inclinan la balanza hacia el otro lado de la muga, condicionaron el porvenir industrial de Miranda, que, por otra parte, maneja una política de promoción industrial muy acertada a través de la modélica entidad Miranda Empresas. Ya quisiera Burgos contar con una herramienta semejante, aunque no sabríamos qué hacer con ella salvo colocar a algún amiguete. En todo caso, la finalización en un plazo de un par de años del parque tecnológico de Burgos, que coincidirá con la apertura del ramar ferroviario a la empresa Kronospan, y algún avance en la autovía de Logroño en la misma zona, abren una nueva oportunidad de desarrollo empresarial e industrial para Burgos, que debe mirar con admiración y sana envidia a los logros de la ciudad de Valladolid, con su resolutivo y combativo alcalde al frente y el respalado de la Junta, en la atracción de proyectos tan significativos como la planta de fabricación de autobuses eléctricos de Switch Mobility y la megafactoría de baterías eléctricas. El parque tecnológico de León, inaugurado en 2008 con 15 años de aldelanto al de Burgos, está especializado en las TICs y producción farmacéutica, mientras que Valladolid, es el mayor polo de movilidad eléctrica gracias a esas nuevas inversiones y Reanult. Ahora queda fijar en qué sector puede especializarse el parque tecnológico de Burgos para que sea competitivo, 15 años tarde para recoger las migajas del futuro.