Debates eternos en la energía
Tenía toda la razón el líder del Partido Socialista de Castilla y León, el burgalés Luis Tudanca, cuando esta semana desde Miranda de Ebro entraba al trapo del cruce de declaraciones partidistas a propósito de la central de Santa María de Garoña y lo calificaba como «debate eterno». Estaba en lo cierto porque cuando las cosas no están bien resueltas acaban por dar problemas más pronto o más tarde. Efectivamente, seguimos hablando de la central nuclear burgalesa cinco años después de que un gobierno socialista negase la última posibilidad de prórroga. Un lustro en el que ha dado tiempo a comenzar el desmantelamiento de la central comenzando por la extracción del combustible gastado almacenado en la piscina del reactor, pero la radiactividad que desprende este debate no permite que repose y se derrama en sucesivas polémicas. Ahora es Vox quien ha tomado esa bandera y trata de aprovechar el giro en la estrategia energética en Europa a favor de las nucleares para dañar al Ejecutivo central. Pero la cuestión va mucho más lejos. Garoña es el humo que se ve de lejos cuando se arroja leña verde a la hoguera. El problema de fondo es la falta de aprovechamiento de la totalidad de los recursos energéticos de los que disponemos en Burgos, sin ir más lejos, y, por descontado, en Castilla y León. Palencia y León vieron como su riqueza minera quedó sin explotar, igual que se ha visto en Burgos cómo una decisión política de un Gobierno, también socialista, cerraba el único pozo petrolífero de España. El fracking, fuente del gas que nos llega desde Norteamérica, está vetado en España por completo. Es especialmente abundante en el norte de Burgos y en el sur del País Vasco, pero a ningún político, sea del signo que sea, con responsabilidades de gobierno se le ocurre proponer la extracción del gas pizarra por este método pues estaría perdido políticamente hablando. Otro recurso energético propio desaprovechado; y van cuatro. Pongamos un quinto: la biomasa. Me cuentan desde Pinares que nunca jamás ha estado el monte tan cargado de matorral y nunca han sido tan necesarias unas limpias. Pues por decisiones políticas todo ese combustible natural sólo lo aprovechan los pirómanos que están matando nuestros bosques cuando podría generar energía, tanto doméstica como industrial. A mayores, se ha sentenciado a muerte a las centrales térmicas. Parece imposible tanto cúmulo de malas decisiones que han condenado la independencia energética a la que tenemos derecho y para la que contamos con recursos. Ojo, no sólo por los gobiernos antes mencionados, que los populares consienten y no enmiendan. Ahí tenemos a Rajoy que prometió en la misma Garoña que no se cerraría y luego se hizo el gallego.