Los 18 niños de Valdanzo
VALDANZO es un pueblo soriano que, como otros muchos en España, ha celebrado durante estos días sus fiestas patronales. Ahora que se habla tanto del fomento de la natalidad, uno de los días festivos se dedicó a rendir homenaje a los 18 niños que nacieron durante la pandemia. Si acto seguido se dice que en el pueblo hay 35 habitantes censados se puede caer en el error de pensar que hay una localidad de Castilla y León que ha dado con la fórmula para acabar con la despoblación. Pero no es el caso. Esos 18 niños son veraneantes, aunque no se utiliza esa palabra en el ámbito rural soriano, sino que se habla de población vinculada. Los vinculados son lo que tienen orígenes en el pueblo pero que viven en otro lugar y acuden al lugar donde nacieron ellos o sus padres para pasar vacaciones, puentes o fines de semana si no hay mucha distancia con el lugar de residencia y el tiempo lo hace apetecible, que el invierno soriano es duro. Los pueblos de Soria, como muchos otros de Castilla y León, celebran que nazcan niños, no ya en el lugar, que es casi un imposible, sino fuera de allí, pero con vinculación, con la esperanza de que esos chavales garanticen el futuro de la localidad al menos como sitio de veraneo, lo que supone que habrá alguna inversión para conservar las casas. Las madres de los niños homenajeados en Valdanzo agradecieron el gesto y sobre todo destacaron la valía de “la gente que vive aquí todo el año”, una población para la que ya hay pocas esperanzas y no queda más remedio que fiar al futuro del pueblo a los días de verano. Al tiempo que se producía ese homenaje en la ribera del Duero soriana, en Deza, mirando hacia Aragón, se resignaban a perder la escuela por la que han luchado durante años. Ya no quedan tres niños para tenerla abierta. Los hubo hasta el curso pasado. La escuela se cerró en 2017 a pesar de tener tres niños, pero entonces se exigían cuatro, y logró reabrir en 2020, con la exigencia rebajada a tres chavales. Ahora, el alcalde se resigna y no le queda más remedio que reconocer que en el pueblo no hay trabajo y que, ni aunque fuera cierto que hay un ganadero que necesita un pastor, eso no será ninguna solución para el pueblo con un censo de 210 habitantes, cuyos agricultores jóvenes viven en la capital. Allí no hay esperanza, aunque nunca se sabe, porque en Villar del Río, en las tierras altas sorianas, se reabre este año el colegio después de 40 años de cierre. Pero en la mayoría, como en Valdanzo, se piensa en las vacaciones de verano de los 18 niños nacidos en la pandemia.