La incógnita Feijóo
EL DE LA financiación autonómica es uno de esos debates cruciales que genera roces, confrontación e incomodidad entre los líderes políticos al situarlos frente al binomio partido-territorio. Defender los intereses de cada comunidad autónoma y sus gentes por encima de las siglas propias y de lo que otros compañeros de partido exigen requiere valentía, pocos peajes y claridad de ideas. Para el ciudadano de a pie resulta hasta inapetente interpretar los detalles de un modelo de reparto complejo que, en la mayoría de las ocasiones, obedece a la negociación opaca, el capricho o el trapicheo frente a la transparencia de criterio que requeriría algo tan decisivo. Quizá al vecino de Almazán, de Ponferrada, Fuentesaúco, Miranda de Ebro, Candeleda o Béjar -por poner ejemplos al azar de municipios castellanos y leoneses- le ocuparía más este asunto si se explicara con didáctica la importancia de recibir los fondos adecuados procedentes del Estado. En buena medida, de ello depende que haya recursos suficientes para financiar de manera adecuada los servicios públicos fundamentales, traducidos en mejor educación, salud y protección social. Estamos pendientes nada menos que de un reparto global que suma 134.336 millones de euros para 2023. Todo un récord. Como para no darlo importancia.
La teoría dice que el llamado Modelo de Financiación Autonómica debería ser el ejercicio responsable de un mecanismo solidario que permitiera disfrutar de los mismos derechos se viva donde se viva. Ahórrense las carcajadas. En la práctica, implica el resultado de una lucha de poder encarnizada entre dos modelos: el de las comunidades con más habitantes, que aspiran a un reparto basado en la población, y el de las despobladas, que reclaman la importancia de salvar la dispersión geográfica. En esta segunda categoría, Castilla y León y otras comunidades similares contaban hasta hace poco con el apoyo del Feijóo presidente de Galicia, pero todo hace presuponer que el ahora líder nacional de los populares prefiere apuntarse a la estrategia de ponerse de perfil o, cuando sea menester, defender en cada territorio una cosa distinta. Solo así se explica que en su reciente discurso ante empresarios valencianos incidiera en un reparto basado en el factor poblacional, justo lo contrario a lo que defendió cuando encabezó una propuesta que aunó a siete comunidades (Asturias, La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cantabria y Extremadura) de tres partidos políticos distintos. La incógnita Feijóo se va despejando. Cuidado.