Un ejército contra el fuego
Cuando los vecinos de los pueblos castellano leoneses se quejan de que el monte lo están jorobando los que mandan desde los despachos de Madrid y Valladolid supongo que también incluyen a los cretinos que echan la culpa al cambio climático de que a un descerebrado le puedan las prisas y precipite un incendio que ha arruinado a decenas de paisanos. No se trata sólo del empecinamiento de ciertas corrientes ideológicas en politizar la gestión del medio ambiente sino de la ceguera que evidencian en identificar los retos, los objetivos, los problemas y, tan importante como todo lo anterior, las soluciones. La gestión forestal no es una cuestión para políticos o ecologistas, que viene a ser lo mismo. Aléjense lo más que puedan. Quienes tienen que hablar son los expertos y no me refiero a esos que desde las alturas producen órdenes, reglamentos, leyes y errores sin fin. La voz pueblo merece ser escuchada y tenida en cuenta. Un alcalde, un ganadero o agricultor saben si en su pueblo hay que hacer limpias porque los dos últimos años ha llovido mucho o si alguien alguna vez ha ido a inspeccionar el monte para ver su estado y evolución. Quien mejor puede diagnosticar qué le hace falta al monte son los agentes medioambientales que lo recorren día a día, en turnos imposibles que les parten el sueño y la vigilia. Y nadie sabe cómo su dueño qué hay que hacer con el monte particular o los comunales, como los de mi pueblo, que pertenecen a sus vecinos. En esta Comunidad en la que tanto gustan las mesas consultivas y tanto diálogo social se pregona, resulta que se ignora a los que más saben del monte porque en la Consejería ya hay expertos con décadas de culo en la silla y codos sobre la mesa. Qué necesidad va a haber de hablar con la gente. Quite hombre, no enrede. Habrá quien salga ahora, después del salvaje incendio de Burgos a dar por buenas las políticas medioambientales de la Comunidad y el Estado y no serán otros que sus voceros teledirigidos, encargados de culpar a la administración contraria. Pero lo que vale no es lo que pregonen sino lo que resuelvan. Habrá que ver qué son capaces de hacer para resolverle la ruina a este ganadero al que se le han quemado 1.200 cerdos en el incendio de Burgos o al abuelo que vuelve a su casa y se la encuentra hecha ceniza. A ver si tienen huevos de decirles que el cambio climático tiene la culpa y que no se le puede reclamar al sol ni al calor. Ya están tardando en firmar la declaración de zona catastrófica y en ponerse al servicio de lo que les reclamen los alcaldes. Ya están tardando en contratar un ejército contra el fuego que trabaje todo el año.