Diálogo, más que nunca
SON tiempos en los que es necesario, más que nunca, poner en valor el diálogo. Estamos viendo la antítesis más cruel, la guerra en Europa provocada por un sanguinario sátrapa. En Ucrania el coste de la guerra se paga en vidas humanas; aquí, en euros que van perdiendo valor por la inflación galopante. Allí, las trincheras y las bombas; aquí la guerra económica, con más de un frente. La gran amenaza es la recesión. La batalla económica no es casual, los ‘disparos’ tienen orígenes identificados y uno de los objetivos es buscar que haya ruptura social, que los españoles, los europeos, acosados por los problemas económicos, nos enfrentemos entre nosotros y, entre otras cosas, nos olvidemos de esa unidad y firmeza en el apoyo a los ucranianos. Por eso, el diálogo es ahora más valioso que nunca, porque, ante las dificultades, deberíamos hablar, ponernos de acuerdo en la forma de afrontarlas y de mitigar los duros efectos que traen siempre los problemas económicos. Es la única forma de reducir la desestabilización social que puede provocar una recesión. La experiencia dice que las tensiones afloran y que hay riesgo para la paz social. Y es esa experiencia la que marca también el camino a recorrer y señala los instrumentos que son más eficaces. Uno de ellos, homologado por la evidencia, es lo que conocemos como Diálogo Social o concertación. En Castilla y León ha funcionado y ha sido un ejemplo a exportar. Para que sea posible, son necesarios varios actores, además del gobierno regional, que no son otros que las organizaciones empresariales y los sindicatos, los agentes sociales y económicos que son parte esencial de nuestro sistema democrático. Recuérdese cómo cuando no hay democracia no hay sindicatos ni organizaciones empresariales, a lo sumo algún sucedáneo, como pudo ser en España el Sindicato Vertical. No se entiende, por tanto, que en Castilla y León se pueda ahora crear tensión donde ha habido paz y buenos resultados, en el Diálogo Social. Cosas de los de Vox, que confiemos en que el lunes, a través de la presencia del vicepresidente de la Junta, sean capaces de explicarse o de rectificar, porque los ataques a lo que representa la concertación social han sido gratuitos y sobre todo inoportunos. Si no hay rectificación por su parte, debe haber enmienda del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, si es que fue sincero al hablar ayer ante sus compañeros de partido de «la moderación, la centralidad, la defensa del Estatuto de Autonomía y la Constitución, de la libertad y de la igualdad de todos los españoles».