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«¡AY DE LOS VENCIDOS!», que escribió Tito Livio a la caída de Roma. Las elecciones de ayer en Andalucía nos llevan a esta exclamación del bárbaro Breno. La tendencia que marcaron las elecciones en Castilla y León se ha repetido. Miles de beneficiarios del Gobierno de Sánchez tendrán que buscar trabajo. Con el paro que hay, y del que en parte son responsables, algunos lo tendrán difícil. Menos servirá la amenaza de la señora Lastra para incendiar hoy las calles andaluzas. Les espera una dura etapa de exilio interior.

Confirmada la debacle, el proceso es similar al que ahora sufren cantidad de jóvenes, víctimas del pillaje a cuenta de las criptomonedas. En un flash les prometieron riqueza, vida fácil, eterna juventud. El desfalco era evidente, y no obstante cayeron en la trampa. Con semejante habilidad, las terminales mediáticas del Gobierno -que para eso cobran- han echado el lazo en la campaña vendiendo las fechorías de Sánchez como si fueran moneda de ley, cuando en realidad operan como una estafa piramidal para votantes maduros.

Resulta increíble que, una y otra vez, millones de ciudadanos caigan en el garlito de Los paraísos artificiales de Baudelaire, que refieren la historia de «un hombre muy célebre que era al mismo tiempo un gran tonto». Qué ingenuidad de votantes, confiando en políticos iluminados que no tienen ni idea de gobernar, de administrar, de regar una planta para que tenga futuro. No son más que charlatanes, vendedores de la Falsa monea -cantada por Imperio Argentina-, «que de mano en mano va,/ y ninguno se la quea».

Con los resultados en la mano, ¿qué ha pasado con el fiel votante que tenía la PSOE en Andalucía? Pues lo de la canción: «Cruzó los brazos/ pa no matarla./ Cerró los ojos/ pa no llorar./ Temió ser débil/ y perdonarla,/ y abrió la puerta/ de par en par». Se han cansado de mentiras, de latrocinios para asar una vaca, y de deudas hasta para respirar.

Yo a veces piqué, pero me bastaron cinco minutos de conservación con mi vecina Carmina para librarme del espejismo.

La realidad es muy dura. En medio del desierto, el PSOE y sus adláteres nos prometieron un bar repleto de refrescos y de cerveza espumosa. Para la inauguración del chamizo nos pidieron que anticipáramos la pasta. Total, que nos arruinaron con el cuento tonto del socialcomunismo. Ahora Carmina sólo mira los precios del mercado, el porcentaje para sostener los bares del Gobiernos en el desierto, la coima de los separatistas, y saca esta conclusión con tres palabras definitorias: Antonio, dos puntos, son unos golfos.

Y sigue, la pobre, con su retahíla. Aquí no valen más vueltas: blanco por dentro y verde por fuera, si lo quieres saber, espera. Ya te pueden decir misa, profe, pero los nuevos sacerdotes de la nueva religión auténtica, me ponen los pelos de punta. ¿Qué dice tu psicólogo? Pues parecido a ti, Carmina: que lo peor de este Gobierno no es que sea Frankenstein, sino que es un Frankenstein disfrazado de cura y diciendo majaderías todo el día desde el púlpito, y que de esto a gobernar hay un abismo. Esto es lo que dice.

¿Y te ríes? Pero Antonio, que la economía se hunde, se hunde, y se hunde. A ver quién levanta esto, rico. Para mí el telediario es lo que cuestan el pan, la luz y los huevos. Veo a los que gobiernan, y me parecen presentadores de concursos. España es una gran rifa. Y lo peor es que no sé -¡y ponlo en tu columna!- por qué coños nunca me toca esa rifa. ¿Estaré en la lista negra de las derechas? ¿A la derecha de quién? Antes había que estar a la diestra de Dios Padre. Ahora a la izquierda de Sánchez redentor que, como no compra los huevos ni tiene mi sueldo, pues ni siente ni padece. Que no te rías, Antoñito, que todo esto es una estafa, una verdadera estafa.

La verdad es que no me reía, pero como Carmina, aun sufriendo, tiene un señorío risueño, me la imaginé cantando a Sánchez esta parte tan bonita de la Falsa monea: «Vete de mi vera./ Rueda lo mismito/ que la maldición./ Que Undivé permita/ que el gaché que quieras,/ tus quereres pague/ con mala traición». Y claro, me salió un ¡ole! espontáneo. Juro que no me reí, pues pienso como ella: que la palabra farsa será cuanto quede como resumen del Gobierno Frankenstein. Más. Cada vez que veo la cifra de la deuda con cantidad de ceros en billones, pregunto lo que ella: ¿quién va a pagar esto? Seguro que mi nieto Marquitos, que el pobre ni se entera. Pero seguro que muy pronto descubrirá que un ladrón está hijoputeando y destruyendo su futuro.

Ahora los padres, cuyos hijos han sido sableados por la euforia del bitcoin socialista, piden ayuda. Lógico. Pero el Gobierno les dirá que la culpa es de Putin, y fin de la historia. Sorprende la capacidad de este Gobierno para provocar incendios. Por esto Argelia llamó «pirómano» al ministro Albares. ¿Arderá hoy Andalucía por los cuatro costados? ¡Quia! Lo cierto es que ayer el votante andaluz le cantó a la PSOE los versos de despedida de la copla: «Gitana, que tú serás/ como la falsa monea,/ que de mano en mano va,/ y ninguno se la quea». Por algo será, digo yo.