Diario de Castilla y León

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LOS DESAIRES de Biden lo dicen casi todo. El actual presidente de los Estados Unidos, que fue vitoreado, aclamado y elogiado por la izquierda española cuando se presentó a las elecciones frente a Donald Trump, no nos hace ni caso. No quiere saber nada de nosotros, o mejor dicho, no hace caso al presidente Sánchez y a todo ese gobierno alborotado, que ha vivido husmeando y rebuscando en todos los entornos y contornos de la próxima cumbre de la OTAN. El presidente Sánchez va a ser el anfitrión y, sin embargo, no logrará jamás que el mandamás supremo lo reciba… y si no puede ser, no puede ser, que no hemos de pedir peras al olmo. Solamente imploramos un rápido saludo en el pasillo y dos fotografías. Eso, estimado Pedro, es andar mendigando lo imposible para que todos y todas, en todas partes, se den cuenta de que los españoles estamos gobernados por líderes menores y menoras o peores y peoras que no ofrecen garantía. Porque si nos interrogasen en este momento, como interrogó un padre preocupado - en la novela que José Isla, 1703  -1781, tituló Fray Gerundio de Campazas, Alias Zotes - al prior de un monasterio, que cuál de sus dos hijos frailes era el peor y cuál era el mejor. Y el buen prior le dijo, en voz muy baja, que eran los dos peores. 

Los vaivenes de Sánchez rebuscan la deriva de modo intencionado y, en consecuencia, encuentran la deriva. «El PARO» ¿Qué me decís del Paro? ¿Es solo el pavoneo de un lúgubre gobierno fratricida que presume y presume de creación de empleo en uno de los países con mayor desempleo de la Unión Europea? Se bate así un Estado que es tal débil, el Estado que auspicia la hecatombe del enclenque gobierno que presume contándonos mentiras. En La Moncloa andan alterados por si algunos ministros de Podemos -factótum del gobierno- la lían frente a Biden. Yo creo que la lían. Porque ese raquitismo intencionado de la España arrugada y encogida se venga de nosotros… ¿Qué le vamos a hacer? El gobierno se ceba con miles de españoles que están siendo esquilmados, arruinados, arrinconados y muy damnificados. Eso es lo que tenemos. Pero, sobre todo, por encima de todo, estamos resignados ante los banales principios de la autocomplacencia: creen que son los mejores. Se creen imprescindibles.

Los miembros, miembres y miembras del gobierno siempre se felicitan por lo bien que lo hacen ¿No me jodas Manolo? Que en plena crisis alimentaria, económica, educacional, energética, de empleo y de principios, solo cuenten mentiras.

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