Retratos de interior en bus eléctrico o ‘El Camarlengo’
Los que llegaron a dignificar nuestra vida y a insultarnos a diario con la indignidad en la que pacíamos se han quedado desnudos en cuanto se han quedado sin cargos y sin sueldazos públicos por no hacer otra cosas que mirar para sus propios intereses. Es el escatológico y escandaloso caso del abulense David Martín, ex viceconsejero de Empleo, que se dedicó durante un año, por mandato divino, a socavar día sí y día también a quien le había elevado al cargo, el dimitido Germán Barrios, que harto de tanto navajeo se largó y les dio con la puerta en las narices, dejando tan alta su dignidad como hundida la de los que le zancadillearon por no plegarse a sus deseos divinos. David Martín entonces no tuvo reparos en aspirar a la sucesión tras ‘acuchillar’ por la espalda al que había sido su mentor y con su cadáver todavía tibio, que no caliente. Pero en Ciudadanos Madrid dijeron que ni hablar del peluquín. Y fue cuando, por la retaguardia, endosaron a Carlota Amigo, antigua Ana Carlota, para quitársela de las Cortes. David Martín, también conocido por el sobrenombre de El Camarlengo entre los sindicalistas asiduos a la consejería, siguió a lo suyo, que era nada más que lo del otro. Intrigar, instigar e intoxicar. Las tres ‘I’. Y se puso, entre otros menesteres, a labrar con Por Ávila la traición al PP, sus supuestos leales socios de gobierno. Hasta que Mañueco se olió la tostada y puso las cosas en su sitio, aun a costa del riesgo, un 20 de diciembre con el AVE entre Zamora y Galicia a punto de ser inaugurado por el Rey. El Camarlengo también protagonizó el famoso intento de pelotazo en formato de subvención de medio millón para una web de venta de productos para los amiguines de Ávila. Ahí comienza el primer enfrentamiento con Barrios, que se negó a cacharreos de chiringuito. Retratos de tierra adentro en autobús eléctrico. o cómo hacer el indio.